XALAPA, Veracruz.- Pasando la oficina central de la secretarí­a de Protección Civil inicia otro mundo. Es el paraí­so en la tierra. La sede de la USBI de la Universidad Veracruzana. Una zona boscosa, donde los árboles en la planicie; pero más aún los árboles en la loma, se empalman con las nubes blancas en el cielo ní­tido.

El visitante lo sabe desde un principio en la puerta de entrada. El letrero lo dice. Aquí­ es la región más transparente del aire, como se intitula una novela de Carlos Fuentes, frase que a su vez copiara a su maestro Alfonso Reyes.

Y es que en ese paraí­so nadie fuma. Está prohibido echar humo. Ni siquiera, vaya, algún estudiante por ahí­ que cayera en la tentación furtiva de un carrujito.

Hay árboles naturales que ahí­ nacieron como un prodigio y otros que fueron sembrados. También hay colinas en lo más alto, pobladas de árboles.

Unos cuantos metros después de la entrada hay una colina a lo lejos que para mirarla y admirarla debe alzarse la vista hasta que la nuca descanse sobre la espalda. Los trabajadores le llaman “La colina del Polivoz”.

En la loma, en lo más alto, hay un edificio con planta baja y cuatro pisos. En cada piso una casita. Se entra por la calle Serafí­n Olarte, y luego enseguida, detrás de la USBI, está la calle El Roble, en la colonia, oh paradoja, Mártires de Chicago.

El edificio, pintado de blanco, el blanco de la pureza, y con una ligera tonalidad café, está rodeado de árboles y en el balcón de cada casa cuelgan las flores que han sido sembradas. Una palmera solitaria en medio del edificio está lista para crecer, pues el jardinero todos los dí­as la riega.

De acuerdo con los académicos de la UV que por ahí­ circulan, el edificio fue construido en unos tres meses. Con una rapidez insólita, imprevisible, atónita, pues los materiales de construcción debieron treparse hasta la colina.

En un principio creyeron que se tratarí­a de un edificio con departamentos para alquilar, digamos, a la población estudiantil.
Pero enfrente, en el otro lado de la avenida, pasando la secretarí­a de Protección Civil, un inversionista inmobiliario, originario, se afirma, de Puebla, también construyó, en unos tres meses, un conjunto de 32 departamentos, tipo favelas, para estudiantes y, por tanto, el destino del edificio de “La colina del Polivoz” habrá de ser, es mejor dicho porque ya está terminado, para alquilar a matrimonios.

El habla popular asegura, jura y perjura que el dueño del edificio es el profe Guillermo Zúñiga Martí­nez, el rector intergaláctico de la UPAV, Universidad Popular Autónoma de Veracruz, aquella que tiene 80 mil alumnos con solo un presupuesto de 300 millones de pesos.

HA SIDO TODO, MENOS GOBERNADOR

El edifico fue construido en unos tres meses, cuando, por ejemplo, Américo Zúñiga Martí­nez despachaba como presidente municipal de Xalapa.

Pero, bueno, habrí­a de recordar que Guillermo Zúñiga ha caminado en su biografí­a polí­tica por todos los cargos públicos, menos uno, la gubernatura, que le ganara a tener Dante Delgado Rannauro, a quien desde entonces odia y guarda resentimiento.

Así­, director de Enseñanza Media y Popular, diputado local, presidente del CDE del PRI, alcalde de Xalapa, rector intergaláctico de la UPAV, la misma que fuera declarada “colegio patito” por las Secretarí­as de Educación de Puebla y Tabasco (por envidia, dijo Zúñiga), con fama pública de una persona ahorradora, tiene el suficiente dinero para construir eso… y más.

Incluso, él mismo ha dicho que vive con la modestia franciscana recomendada por Benito Juárez a los polí­ticos, y que su pensión de 5 mil pesos por una plaza magisterial con 30 años de servicio le permite vivir como un prí­ncipe, como lo que es.

Alguna vez fue señalado como delegado de la Secretarí­a de Educación Pública en el sexenio de Patricio Chirinos de haber desaparecido, magazo al fin, unos 5 mil cheques para la campaña presidencial de Ernesto Zedillo; pero sus cabilderos aseguraban que el autor de tal desví­o era Roberto Bravo Garzón (QEPD) rector de la UV en un par de sexenios.

Para entonces ya le apodaban “El Polivoz” por su extraordinario parecido fí­sico con Eduardo Manzano, el comediante de la tele y el cine, apodado así­, y que acuñara la frase bí­blica de “¡Ahí­, madre!”.

Por eso es que ahora al edificio de cuatro pisos de la colonia Mártires de Chicago, en la USBI, llaman “La colina del Polivoz”.
Pero, bueno, el edificio nada significa frente al par de residencias de Gabriel Deantes Ramos en el fraccionamiento Las ánimas, una de ellas apodada “Villa Miona” porque tiene 11 baños, ni tampoco ante las mansiones en el Club de Golf de Adolfo Mota Hernández, Jorge Carvallo Delfí­n, Édgar Spinoso Carrera y Luis íngel Bravo Contreras, ni tampoco nada significa frente al departamento de lujo de 20 millones de pesos de Motita en un edificio de 20 pisos frente al Golfo de México.