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Crónicas
Viernes 23 mayo, 2014

Un exgobernador está enfermo


Pero, además, en la pobreza impresionante de un polí­tico que fuera secretario de Estado y jefe del Poder Ejecutivo en Veracruz

Patricio Chirinos Calero gobernó, digamos, Veracruz, en el sexenio 1992-1998.
Algunos de aquellos años la pasó, no obstante, en Los Pinos, como asesor de Carlos Salinas de Gortari, su amigo, el presidente; a tal grado que Porfirio Muñoz Ledo le apodó “La ardilla”, porque pasaba el tiempo en Los Pinos.
Igual que Agustí­n Acosta Lagunes...

Luis Velázquez

otro economista en el poder polí­tico, fue de los pocos, excepcionales gobernadores que saneó las finanzas públicas.

Claro, y en contraparte, con el vicegobernador Miguel íngel Yunes Linares ejerció un régimen de miedo y terror, donde, incluso, obligó a los disidentes a exiliarse.

Pudiera escribirse que Chirinos siempre vivió con “la medianí­a de su salario” como proclamaba Benito Juárez, aun cuando, de igual manera, y según la fama pública, dando rienda suelta a sus debilidades, como todos los seres humanos las tenemos.

Alguno de sus biógrafos ha dicho que Chirinos fue un polí­tico honesto que caminó por el pantano y nunca sus alas quedaron atrapadas en el fango.

Pero, sin embargo, igual que Venustiano Carranza, nunca robaba… pero dejaba, permití­a, toleraba que otros, digamos, “metieran las manos completas, y hasta el brazo, al cajón”.

Por un lado, en su periodo constitucional hubo mano firme en el manejo de las finanzas; por el otro, creyó, con su equipo, que para ejercer el poder solo con la represión por delante.

Luego de la gubernatura, Chirinos desapareció de Veracruz y también del escenario nacional.

Algunas veces trascendió que tení­a un despacho de asesorí­a; pero sin comprobarse.

También se dijo que estuvo internado en Oceaní­a para rehabilitar su organismo.

Ahora, y de acuerdo con las versiones confiables, Chirinos vive retirado de la polí­tica, lejos del “mundanal ruido de la polí­tica”.

Pero de igual manera, con grandes limitaciones económicas, inconcebibles en un paí­s en los primeros lugares de la corrupción pública en el mundo.

Y es que Chirinos, afirma el biógrafo, nunca, jamás, se ocupó ni se preocupó ni le interesó “ordeñar la vaca” presupuestal en su paso por el gobierno de Veracruz.

Sus valores éticos y morales fueron diferentes al resto, la mayorí­a quizá, de los polí­ticos.

Y por eso mismo, las estreches con que ahora vive.

OLVIDADO POR SU GABINETE

La fama pública consigna que luego de una gubernatura, el polí­tico resuelve el problema económico de varias de sus generaciones siguientes, a veces, hasta los bisnietos.

Pero en el caso de Chirinos, se trata de una excepción.

Y más porque nunca, jamás, volvió a desempeñar un cargo público.

Y, bueno, la estatura de su trabajo y nombre y prestigio se mide por lo siguiente: economista como es, fue asesor polí­tico de Carlos Salinas, compartiendo honores con José Córdoba Montoya, quien fuera el asesor económico del expresidente.

En cambio, bastarí­a revisar de manera rápida la vida luego de la gubernatura de otros mandatarios.

Fidel Herrera, retirado, por ahora, a la vida privada, con un bajo perfil, esperando, quizá, acaso, nuevos vientos.

Pero, al mismo tiempo, lleno de vida y vigor.

Miguel Alemán Velasco, despachando como asesor del presidente Enrique Peña Nieto y con su empresa aérea, Interjet, volando cada vez más alto.

Dante Delgado, dirigente de un partido polí­tico, Movimiento Ciudadano, luchando por mantener el registro en cada proceso electoral.

El resto de los exgobernadores han fallecido; pero, por ejemplo, don Fernando Gutiérrez Barrios pasó del trono imperial y faraónico de Veracruz a la Secretarí­a de Gobernación y luego a la Senadurí­a.

Agustí­n Acosta Lagunes pasó muchos años después como director del Instituto de Antropologí­a de Xalapa.

Rafael Hernández Ochoa se retiró a la vida privada, en su rancho, hasta morir en un accidente automovilí­stico.

Don Rafael Murillo Vidal terminó sus dí­as como director del Diario Oficial de la Federación, donde “El cara de pollo” le iba a seguir contando chistes como su gran bufón.

Fernando López Arias, retirado a la vida particular, hasta su muerte.

Chirinos, incluso, sin que su gabinete legal y ampliado de entonces, lo procure.

Y más aún, en la soledad, porque la gubernatura le costó el divorcio.

Ni hablar, ¡aquí­ nos tocó vivir!...


3 comentario(s)

domingo yorio mendez 27 May, 2014 - 17:07
Para RIPLEY, un exgobernador pobre...nadie lo podrá creer en MEXICO, la capital mundial de los parasitos que se divierten asesinando y robando al pueblo

Francisco Rivera Jaome 24 May, 2014 - 09:13
Quizas el alcohol lo aislo.?

Triste destino. 23 May, 2014 - 16:25

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