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Barandal
Martes 29 abril, 2014

Siete días, secuestrado

•Obligado a declarar
•El hermano de Duarte

PASAMANO: Durante siete dí­as, José de Jesús Ramos Garrido, de 45 años de edad, originario de Córdoba, domiciliado en Xalapa en la calle Guillemo Tamborrel, fraccionamiento Lomas del Tejar, permaneció secuestrado en una casa, mejor dicho, en dos casas de seguridad... A la hora del secuestro le cubrieron la cara con un hule color negro y luego lo vendaron y lazaron de las manos

Luis Velázquez

Durante los siete dí­as, una semana, así­ permaneció, vendado y atado… En el cuartucho donde estuvo escuchó las voces de otras personas, también plagiadas, una de ellas, con diez dí­as de cautiverio… En el primer dí­a, el jefe de los secuestrados lo llamó a su privado para decirle que necesitaban 5 millones de pesos y cómo, de qué manera podí­a pagarlos… Ramos Garrido aseguró que en ningún momento sus limitaciones económicas le permití­an pagar tanto dinero del rescate, y se bajó a 3 millones… En otro cuarto de la misma casa de seguridad escuchó “mucho ruido como músicas, risas, pláticas y olí­a a marihuana”… En la madrugada era despertado con el dolor de una persona quejándose por los golpes, era “una persona que decí­a tener un ciber en la colonia Macuiltépetl, de Xalapa”… En otro cuarto escuchó cuando “cortaban cartucho y cargaban las armas ya que se escuchaba cuando hací­an crack”… “En el siguiente dí­a en la mañana (el dí­a dos del secuestro) escuché la plática de ellos (los plagiarios) que se referí­an a una persona a la que llamaban “El amigo”, y quien le decí­a a otro: “Ya ves pendejo de los seis millones no has podido sacarle nada y yo en dos dí­as le voy a sacar cinco millones”… Otro dí­a, ellos mismos hablaron con su esposa para negociar su libertad y le plano le pidieron 5 millones, y “le hablaban dos a tres veces al dí­a para la negociación”…

BALAUSTRADAS: Otros dí­as se pusieron agresivos “conmigo, pegándome en la cabeza y en las orejas y diciéndome que no tení­a dinero; pero tienes una camioneta blanca y una casa y otra casa en la colonia Progreso”… Los secuestradores se comunicaban con una persona a la que llamaban “El hombre”, que ere el jefe de la plaza de Xalapa y a quien consultaban para todo… Así­, y en medio del secuestro, y de la tortura psicológica derivada de los gritos y dolores de otros presos, “El hombre” ordenó “que compraran una cámara de video para filmarme y ahí­ fue en donde dijeron que yo apestaba mucho y me llevaron a bañar, quitándome las vendas de los ojos así­ como desatándome las manos y mientras me bañaba una persona me apuntaba siempre en la espalda con un arma larga… Terminándome de bañar me llevaron vendado pero no amarrado de las manos a un cuarto, donde me quitaron la venda y ellos se pusieron pasamontañas y me dijeron lo que tení­a que decir en el video… Entre los golpes que me daban me dijeron que yo tení­a que decir que con el hermano de gobernador (Cecil) yo hací­a negocios para él y le entrega ene número de millones de pesos en efectivo cada mes… Después me dijeron que ese video era para que la gente viera que los delincuentes no son ellos, sino los delincuentes son los gobernantes… No sé qué pasó con ese video pero que de lo grabaron lo grabaron… Después me dejaron en el cuarto y ellos se fueron al siguiente cuarto que se encuentra como al lado de esa casa, ya que siempre se escuchan las voces cerca...

ESCALERAS: Hacia el cuarto, el quinto dí­a, “sin saber la hora, me vendan nuevamente y me amarran y me sacan agachado como llegué, y me suben a un vehí­culo igual agachado y así­ me llevan a otra casa donde reinicia mi cautiverio”… Así­, y parando oreja, Ramos Garrido escuchó la plática entre los plagiarios hablando de “un pinche expolicí­a corrupto” y de otro expolicí­a al que “habí­an mandado el dinero”… Un dí­a, “El hombre”, es decir, el jefe de la plaza Xalapa, habló con el secuestrado y empezó a chantajearlo “usando la frase de que habí­a matado como a 400 personas y que al perro de Bermúdez, él, personalmente, lo iba a matar”… En el séptimo dí­a “dejaron de darme agua y sentí­ que ya me iban a matar… Escuché que decí­an que se habí­a escapado una borrega (así­ nos dicen a nosotros los secuestrados) de otra casa de seguridad que tienen… Entre ellos decí­an “que se trajeran todas las armas porque se iban a cambiar a otra casa de seguridad”… “Llegando la noche escuché que todos salieron y me dejaron solo con un pistolero… Con el miedo que tení­a de que si me cachaba me tirarí­a un balazo me arriesgué, porque de todos modos pensaba que ya no iba a librarla, corriendo con toda suerte ya que la puerta se encontraba sin llave… Por lo que corrí­ y el plagiario al escuchar me gritó que me detuviera porque me iba a disparar… Pero en ese momento iba pasando una patrulla de la policí­a estatal, y cuando el secuestrador la miró, tiró el arma y se fue corriendo hacia la casa en donde me tení­an secuestrado… Me acerqué a uno de los policí­as y le dije que estaba secuestrado y me habí­a escapado”… De sus dí­as de cautiverio, Ramos Garrido recuerda los apodos de los malosos, entre ellos, El chagui, La güera, El flaco, La polla, Joel y “El hombre”…


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