Incluso, en el periódico más influyente del mundo, The New York Times, de Estados Unidos, lo perfilan como el poli que acabará con los narcos en el país.
Hijo de Javier García Paniagua, aquel priista que le renunció a la presidencia del CEN del partido tricolor a Miguel de la Madrid Hurtado como candidato presidencial, luego de imponer a Manuel Bartlett Díaz como secretario General.
“Quédate con todo” dijo García Paniagua a De la Madrid y se fue.
Nieto del general Marcelino García Barragán, el secretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz.
Su carrera política y policiaca, formada y multiplicada al lado de Sheinbaum.
El poli y político de mayor confianza presidencial.
En los medios nacionales, García Harfuch en la parte más alta de la pirámide política.
El mero mero de la seguridad pública.
Y en un país flagelado por los carteles y cartelitos. Sicarios y pistoleros. Malosos y malandros.
Y al paso que vamos, mínimo desde el panista Felipe Calderón Hinojosa, la certidumbre en el diario vivir y anochecer constituye el pendiente número uno en la república.
Casi casi como cuando el presidente Miguel de la Madrid promovió al capitán Fernando Gutiérrez Barrios para la candidatura a gobernador de Veracruz.
Y en cuarenta días y cuarenta noches, Gutiérrez Barrios acabó con la famosa “Sonora Matancera” y Veracruz respiró con tranquilidad y en paz.
Así se antoja Harfuch.
Claro, ninguna duda de que habrá de pacificar la nación en el sexenio de Sheinbaum.
Y si en verdad lo alcanzara, entonces, “veinte y las malas” tendrá ultra contra súper amarrada la candidatura de MORENA al Palacio Federal para el sexenio 2030/2036.
Incluso, hay quienes por ahí mueven a la secretaria de Gobernación y a la lideresa nacional de MORENA como una posibilidad.
Y ni se diga a Andrés Manuel López Beltrán, Andy, uno de los cuatros hijos de AMLO.
Pero en el imaginario colectivo…
En el día con día…
En la pasarela política y mediática…
Harfuch va por delante.
El montón de incienso político, social y mediático a su paso y a sus pies lo anuncia de forma avasallante.
Con todo, vaya, de que “no es monedita de oro para caer bien a todos”, pues, por ejemplo, la versión del rechazo de Andrés Manuel López Obrador a su vuelo sexenal.

2 (La jefa máxima)

Entre más años caminen con Sheinbaum en el poder presidencial más, mucho más, se afianzará y fortalecerá.
El caso, por ejemplo, de Lázaro Cárdenas del Río quien asestara manotazo en contra del jefe máximo, Plutarco Elías Calles, cuando llevaba dos años en el Palacio Presidencial, y en automático, pidió su renuncia a los gabinetes legal y ampliado.
Y con el único objetivo de dar las gracias a todos los callistas y designar a los suyos.
Así, conforme galope el sexenio, Sheinbaum será más poderosa.
Y encarnará el país de una sola mujer.
La jefa máxima.
Y por añadidura, Harfuch, con buenas cuentas en materia de seguridad, se irá amacizando en la contienda interna de MORENA para la sucesión.
Más, porque ni modo AMLO, el ex, intente sabotear a Sheinbaum para imponer a su hijo Andy como candidato presidencial de MORENA.
De ser así, caray, AMLO entraría a la historia con peor crédito y desprestigio de Calles con su cuarteto de presidentes impuestos, a saber, Emilio Portes Gil, Abelardo L. Rodríguez, Pascual Ortiz Rubio y Lázaro Cárdenas.
Digamos, como por ahora los gobernadores de San Luis Potosí, Hidalgo y Nuevo León pretenden heredar la silla embrujada del poder en sus entidades federativas, ni más ni menos, que a sus espositas.
Los más de 132 (ciento treinta y dos) millones de mexicanos están por encima, lejos (se entiende) de las pasiones políticas turbulentas y sórdidas de heredar el poder político a la familia.
De nada, entonces, habría servido la lucha democrática de Francisco I. Madero para derrocar a Porfirio Díaz Mori con sus 34 (treinta y cuatro) años en el palacio federal.
Además, de enviarlo al exilio dorado en París.

3 (Entre dos amores)

La contienda del 2030 parece sentirse en par de ejes: Sheinbaum con Harfuch.
Y AMLO con su hijo Andy. (lv)