La Ley Esposita
1 (Genial ocurrencia de Morenistas)
“En la plenitud del pinche poder” (Fidel Herrera Beltrán), los Morenistas exhiben el músculo, el puño y las bíceps.
Dos gobernadores marrón y guindas ya movieron “cielo, mar y tierra” para que en sus entidades federativas modifiquen la Constitución Política y a partir de la fecha (ajá, cuando ya se van) las esposas sean candidatas a la jefatura del Poder Ejecutivo estatal.
En San Luis Potosí la ley fue aprobada.
El próximo lunes la aprobarán en Hidalgo.
Y en Nuevo León, el góber precioso del Movimiento Ciudadano está afilando el machete para lograr su antiguo objetivo como es lanzar a su esposita de candidata a la silla embrujada del palacio principal de Monterrey.
Simplemente, peores, mucho peores que los priistas en los más de setenta años de la llamada “Dictadura perfecta”.
Ni siquiera, caray, Plutarco Elías Calles, quien impusiera a cuatro sucesores como presidentes de la república (Emilio Portes Gil, Abelardo L. Rodríguez, Pascual Ortiz Rubio y Lázaro Cárdenas del Río) se atrevió a heredar la silla del palacio federal a su esposita.
Tampoco Álvaro Obregón, por cierto, asesinado cuando había sido reelecto y mientras comía mole con frijolitos y tortillitas echadas a mano. Y con maíz blanco.
Así andamos en el denominado Segundo Piso de la Cuarta Transformación.
Las tribus políticas de hoy en el decibel más elevado del poder.
Casi casi, Cleopatra, reyna de Egipto, soñando con volverse, además, reina de Roma.
Y seduciendo a par de emperadores.
Uno, Julio César, asesinado en el Senado y en un complot de legisladores.
Y el otro, Marco Antonio, se suicidó cuando Octavio lo derrotara en altamar con sus huestes militares.
Luego, Cleopatra, derrotada su utopía, también se quitó la vida cuando dispuso que una culebra la mordiera y transmitiera el veneno.
Ahora, par de gobernadores de MORENA y uno más del Movimiento Ciudadano tratando de imponer a sus espositas de sucesoras.
Dueños de la vida pública como se creen.
Propietarios del destino individual, familiar y colectivo de la población.
Porfirio Díaz Mori fue prudente y moderado, caray.
Nunca soñó con heredar el poder presidencial a su esposa.
Tampoco con heredar el poder a su única hija.
Menos a su hijo.
Menos a su yerno.
Benito Juárez García se reeligió quince años como presidente.
De hecho, la mitad menos cuatro que su paisano Porfirio Díaz.
Pero nunca Juárez fue tentado por la esposa para la herencia de la silla embrujada del palacio.
Mamá Carlota ejerció el poder con Maximiliano de Habsburgo atrás del poder.
Y la pobrecita, ni hablar, recibió castigo divino.
Terminó loca y encerrada en un manicomio en Francia.
Por fortuna, nunca la Malinche cayó en la tentación faraónica del poder.
Siempre, ella misma, achicada y resumida a ser la número dos.
La número dos de Hernán Cortés.
Pero, bueno, “la vida es así y qué le vamos a hacer”:
Las espositas del trío de gobernadores de San Luis Potosí, Hidalgo y Nuevo León, con la peor calentura política de la vida.
Claro, claro, claro, el llamado tiempo de la liberación femenina.
2 (Nepotismo nacional)
En la novela “El arlequín”, Morris West demuestra que los grandes imperios y emporios son destrozados desde adentro. Nunca desde afuera.
Y en caso de la “Ley Esposita” en San Luis Potosí, Hidalgo y Nuevo León, “en el pecado llevarán la penitencia” tanto MORENA como el Movimiento Ciudadano si se doblegan a la intentona de los gobernadores para lanzar a sus esposas de candidatas a la jefatura del Poder Ejecutivo estatal.
Desde luego, un gran antecedente:
En Zacatecas, un hermanito del diputado federal, Ricardo Monreal Avila, senador de la república, sueña con suceder en el cargo como gobernador, ni más ni menos, a otro hermano, jefe máximo en turno.
Entonces, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo fue concreta y sin rodeos:
Que espere seis años, dijo.
Se ignora si la familia Monreal Ávila dio marcha atrás.
Pero el manotazo de Sheinbaum fue asestado.
Es el mismo caso con el montón de gobernadores ejerciendo el nepotismo al derecho y al revés. (lv)

