Policías montoneros
1 (7 gendarmes contra un hombre)
El hecho es concreto: siete policías municipales de Xalapa golpeando, pateando y rociando gas pimienta a un trailero (AVC).
Y policías mujeres y hombres.
¡Ay, las mujeres policías!
Los siete cumpliendo con el Estado de Derecho para garantizar la seguridad en la vida... de una mujer.
Una mujer denunciando que su esposo, el trailero madreado, la había golpeado.
Entonces, nada más alentador que “amor con amor se paga”.
Y los siete policías… haciendo justicia.
Caray, insólito: El presidente municipal de Xalapa…
Y de MORENA…
De la izquierda, pues…
Justificando “el exceso de la fuerza pública” (Ibidem).
Más todavía. Dijo el alcalde: El trailero “echó el carro encima a los policías”.
Y luego de la golpiza, “lograron hacer la detención y ponerlo a disposición de la Fiscalía”.
Y como la población siempre vigila con sus celulares, todo lo grabaron en la avenida Antonio Chedraui Caram.
La poli municipal de Xalapa señalada de extorsionar a los trabajadores sexuales de la noche en calles y avenidas.
La población de Xalapa paseando el cadáver de un chico fallecido, ajá, en los separos del Cuartel de San José.
Cierto, montón de policías municipales y estatales fallecidos en el fuego cruzado con los sicarios y malandros.
Los ocho policías de Úrsulo Galván secuestrados y desaparecidos en el sexenio de Javier Duarte y nunca, nunca, nunca, localizados.
Por más y más protestas familiares.
Con todo, la madriza y rociada de gas pimienta al trailero de Xalapa cometida por siete policías del alcalde Alberto Islas Reyes manifiesta el estilo personal de ejercer el poder y gobernar.
Fue el domingo 14 de diciembre.
En dos patrullas, los policías se movilizaron para detener al trailero.
Y ni modo, como puso resistencia, entonces, los policías montoneros.
Cierto, cierto, cierto:
Y como arguye el presidente municipal, los policías (y los burócratas) “son el primer contacto de la autoridad con los ciudadanos”.
En el caso, los polis montoneros retrataron al detalle el buen gobierno de la capital.
Ajá.
2 (Custodios de la vida)
Un gobernador y un alcalde llegan, gobiernan y se van y la policía hundiéndose en el rincón más arrinconado del descrédito y el desprestigio.
Incluso, la versión de una parte de todos ellos de sus alianzas con los carteles y cartelitos. Sicarios y pistoleros. Malosos y malandros.
Ellos, los polis, los custodios del orden público.
El uniforme, la cachucha, el tolete, la patrulla, el bigotito, los lentes negros, las caras redondas, la papada y la panza incluso, para servir a los ciudadanos de a pie y motorizados.
¡Aplausos al presidente municipal de Xalapa justificando la madriza policiaca!
3 (Una flor para los 7 polis)
Memorable y citable aquella foto en la portada de la crónica de Carlos Fuentes Macías sobre el movimiento estudiantil del 68 en Checoslovaquia.
Una chica menor de veinte años, con minifalda y botitas, alta y delgadita, camina frente a un pelotón policiaco con una flor en la mano.
Y en momento estelar se la entrega a un policía.
Enfrente, y a la defensiva, montón de jóvenes, esperando reacciones.
Una flor para los siete polis de Xalapa.
4 (La población teme a la policía)
Muchos años después, “la cruda verdad”.
La población tiene más, mucho más miedo, mucho miedo, pánico, terror, a un policía que a un ladronzuelo.
El ladrón detiene, amenaza, roba y huye.
Y el policía detiene, amenaza, roba, madrea y encarcela a la persona acusada de vejaciones y humillaciones y ofensas al poli.
Una leyenda bíblica desde tiempos inmemoriales.
Cada sexenio. Cada cuatrienio… la misma historia.
¡Ay, los cinco chicos (una mujer menor de edad y cuatro hombres) detenidos en la carretera de La Tinaja a Tierra Blanco por elementos policiacos y entregados al narco jefe de la plaza y quien desde entonces (sexenio de Javier Duarte) siguen desaparecidos!
Los policías tienen placa y la usan.
Y su alcalde… los defiende. (lv)

