El diez de noviembre desapareció. Los familiares perdieron contacto.
Y durante un mes y cuatro días permaneció desaparecido.
La familia y los amigos lo buscaron en veredas del camino. En las zonas boscosas. En los pozos artesianos de agua dados de baja.

PASAMANOS: Y un mes y cuatro días después lo hallaron. Su cuerpo, en estado de descomposición.
El cadáver arrojado al fondo de una barranca. En una comunidad de Tequila.
En el trascendido, luego por ahí cacarearon en el boletín (el boletín apresurado y para “lavar culpas”) que era alcohólico.
Caray, y que, con frecuencia, por el alcoholismo desaparecía por días y noches.
Pero, bueno, en medio de tanta jodidez…
Y de una vida difícil… ¡qué carajos puede hacerse para vivir más que embriagarse y embriagarse con aguardiente, pues ni modo que con guiskazos, por ejemplo!

CORREDORES: Una muerte más.
Uno: la desaparición.
Dos: el posible secuestro.
Tres: el presunto asesinato.
De entrada, ni modo que durante un mes y cuatro días desapareciera, digamos, embriagándose día y noche.
Ni modo que tuviera el dinerito suficiente para seguir tomando.
De entrada, mala leche victimizar a las víctimas.
Solo faltó añadir en el boletín que Magdaleno Tehuintle Oltehua se suicidó con el argumento de que “más cornadas da el hambre”.
Ta’gueno.

BALCONES: Ninguna duda de la existencia de cárteles y/o células, franquicias, de los carteles en la sierra de Zongolica.
Por ejemplo, casitas de seguridad.
El llamado “cobro del derecho de piso”.
Desde luego, la convivencia (y hasta alianza) de los carteles con los caciques regionales para redistribuirse el pastel económico.
El imperio y el emporio de los Zepehua. Más de cien autobuses de las “Adelitas”.
Los Mezhua como nuevo cacicazgo. Frente, quizá, a los Zepehua.
El asesinato en Zongolica del diputado federal, Benito Aguas, en el mes de diciembre del año 2024. El primero en la era Nahle. El primero en la era Sheinbaum.
En tanto, en el boletín trascendiendo la inclinación etílica de Magdaleno Tehuintle.

PASILLOS: Los ríos y lagunas y el Golfo de México, cementerios particulares de los malos.
Los pozos artesianos de agua dados de baja, otros panteones.
Los caminos y las carreteras, otros cementerios.
Las calles, otros panteones.
Y las barrancas de igual modo.
Veracruz, destazado como bistec de carne de res por la delincuencia organizada y común. (lv)