El Árbol del Dolor
1 (Hijos y parientes secuestrados y desaparecidos. “Veracruz de moda”)
Uno de los peores dolores de la vida es el secuestro y desaparición de un hijo. Un hermano. La pareja. Un hijo. Una madre. Un padre.
Peor, mucho peor, cuando en la búsqueda frenética, caminan los meses y los años sin ninguna posibilidad de encontrarlos.
Y cuando al mismo tiempo la familia sigue buscando.
En fosas clandestinas. En los campos y los montes. En reclusorios regionales. En casas de asistencia social.
Y viajando a otras entidades federativas donde de pronto, trasciende el hallazgo de montón de fosas.
Por eso, y cada año, los Colectivos de Veracruz (integrados con padres con hijos y parientes desaparecidos) se alistan para levantar el Árbol del Dolor.
El Árbol del Dolor con las fotografías de los suyos desaparecidos.
El caso, por ejemplo, y entre tantos otros, del Solecito en el puerto jarocho.
El Árbol del Dolor en el zócalo.
Y en la Plaza de la Soberanía, una velada con las familias mostrando la foto del familiar desaparecido.
Semanas, meses y años duros y rudos.
Más, mucho más, porque viven con la angustia de si el pariente está vivo.
Y si vivo le darán de comer en las horas correspondientes.
Si le darán ropita para asearse.
Si tomará en tiempo y forma las medicinas.
Si los malosos lo estarían sometiendo a torturas físicas y sicológicas.
Peor, mucho peor, cuando la familia pagó un rescate y nunca fue devuelto.
Mucho peor, lo peor entre lo peor, si está vivo o de plano fue asesinado.
Y enterrado en fosa clandestina.
Más cuando, por ejemplo, han transcurrido varios años.
Por ejemplo, secuestrados y desaparecidos desde el primer año de Javier Duarte como jefe del Poder Ejecutivo en Veracruz.
2011.
La familia, con una fe y una esperanza insólita de que algún día podrían localizar al familiar.
¡Ay la leyenda bíblica del llamado Estado de Derecho!
Aquel garantizando la seguridad en la vida y en los bienes.
Pero más, mucho más, en la vida, porque los bienes van y vienen como el caso de Job en el relato bíblico.
Dura, muy dura, la muerte de un familiar.
Pero, bueno, ley de la vida, la muerte como un proceso normal en la vida, el familiar fallece y sepultado en el panteón.
O cremado.
En ambos casos, un lugar para llevarle veladoras y flores y rezarle.
Pero en el caso de las personas secuestradas y desaparecidas, la vida atravesada con el dolor con su destino incierto.
¿Estará vivo? ¿Estará muerto?
2 (Terrible y espantosa carga social)
En una primera lectura, atrás de los secuestros y desapariciones, la delincuencia organizada.
Los carteles y cartelitos.
Los sicarios y pistoleros.
Los malosos y los malandros.
Pero de igual modo, entre los posibles culpables, las exparejas. Los exnovios. Los examantes.
Terrible y espantosa la realidad:
Cada vez, más y más y más desaparecidos.
Cada vez, el principio de Peter y el talón de Aquiles en las autoridades.
Las tribus políticas convertidas en funcionarios públicos, incapaces de frenar la inseguridad y la zozobra en el diario vivir.
Bastaría recordar que cuando el primer gobernador obradorista dejó la gubernatura en Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, dejó siete mil cuatrocientos desaparecidos.
Y desde entonces, la estadística de la incertidumbre disparada.
7 mil 400 familias… en el infierno.
En tanto, Cuitláhuac García premiado con un cargo público federal.
Y la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, igual, igualita como Amlo, el ex, “tirando su espada en prenda” por Cuitláhuac.
El Árbol del Dolor… en el zócalo jarocho y en la Plaza de la Soberanía.
3 (Ofrecer recompensas, ajá…)
La nueva fiscal general de Veracruz repitiendo la dosis de su antecesora.
Y en el caso de los desaparecidos.
Por ahora, ofrece recompensa de 350 (trescientos cincuenta) mil pesos a cambio de datos concretos y específicos para localizar a nueve desaparecidos.
A nueve… de los 7 mil cuatrocientos que dejara Cuitláhuac García.
Más los desaparecidos en la era Nahle.
En la lista de la nueva Fiscal, cuatro mujeres y cinco hombres.
¿Habrá tenido éxito la anterior Fiscal con la recompensa por los desaparecidos y también por ubicar a malandros?
Bastaría referir que en el Estado de Veracruz existen cuarenta Colectivos.
Y hasta donde se conoce si bien se conoce, en cada Colectivo unos doscientos padres de familia.
La vida en el territorio jarocho, revolcada y turbulenta. Siniestra y sórdida.
Saña y barbarie.
Alevosía, ventaja y premeditación.
Y perversidad.
Caray, secuestrar y desaparecer a chicas.
Una tras otra. Y otra. Y otra. Y otra…
Ofrecer recompensas la Fiscalía significa el principio de Peter de la autoridad.
No pueden con el paquete.
No han podido.
Se ignora si “con el tiempo y un ganchito”, podrán.
Vivamos, ajá, de la fe y la esperanza.
Pero en la fe y la esperanza de los Colectivos rastreando pistas, hurgando en terrenos, revoloteando la tierra.
Por lo pronto, un documental en Canal Once sobre la vida de Andrés Manuel López Obrador.
Y en Guadalajara, cerca del estadio de futbol del Mundial 2026, descubiertas montón de fosas clandestinas y al momento, integradas quinientas bolsas con restos humanos.
4 (Los gobernadores y los desaparecidos)
Desaparecidos con Javier Duarte. Priista.
Desaparecidos con Miguel Ángel Yunes Linares. Panista.
Desaparecidos con Cuitláhuac García. Morenista.
Desaparecidos con Nahle. Morenista.
¡Vaya estilos de ejercer el poder y gobernar!
¡Vaya destino de los más de ocho millones de habitantes de Veracruz!
Pero, bueno (ajá), tengamos fe y esperanza.
5 (La vida en “Veracruz está de moda”)
Una persona es secuestrada y desaparecida y nada pasa.
Al día siguiente, otra víctima más de secuestro y desaparición y nada pasa.
Acaso, digamos, la Comisión Estatal de Búsqueda publicando la ficha como una especie de burocracia protocolaria.
Es decir, “por no dejar”.
De pronto, cada plagio y desaparición hace olvidar el anterior y el anterior y el anterior.
Y hasta volverse una carga demasiada pesada para el Estado y caminando sobre un sendero lleno de espinas, cardos y abrojos.
Y derecho, derechito, al Gólgota… del olvido.
Entonces, y en un acto populista y demagógico, ofreciendo recompensa de 350 mil pesos por datos que lleven a la ubicación de…
El camino al infierno sembrado de buenas intenciones.
Ta’gueno.
6 (¿Por qué, Lisbeth Aurelia, por qué?)
Fiscal Lisbeth Aurelia Jiménez, ¿por qué tantos secuestrados y desparecidos en Veracruz?
¿Por qué sus antecesores han fallado garantizado la seguridad en la vida de la población estatal?
¿Serán porque los cartelitos, sicarios y malandros “crecen al castigo” con tanta impunidad registrada en otros tiempos?
¿Será por qué las corporaciones policiacas se hacen “ojo de hormiga” con los malandros y los “dejan hacer”?
¿Será por qué los carteles son mucho más poderosos que el Estado?
¿Será, digamos, ¿por qué cada uno se hace justicia por mano propia?
¿Será por qué significa un buen negocito el secuestro y la desaparición de personas?
Un hecho domina y predomina: prohibido festinar la inmunidad ante la violencia.
En Tequila, en la montaña negra de Zongolica, durante un mes y cuatro días, desapareció Magdaleno Tehuintle Oltehua. 52 (cincuenta y dos) años.
El domingo 14 de diciembre su cadáver apareció tirado en una barranca del pueblo.
Y en el boletín, el trascendido de que le gustaba embriagarse.
Y con frecuencia, caray, solía desaparecer unos días.
Pero… ¿un mes y cuatro días?
¿Magdaleno Tehuintle Oltehua se fue al barranco en un viaje etílico?
¿Pisó en falso?
¿Perdió el equilibrio?
¿Arrojaron su cadáver a la barranca?
Veracruz, de moda, por tantos desaparecidos.
Así cacareen otro Veracruz con Pablo Iglesias Turrión, politólogo español, 47 años, Canal Red, ex líder del partido político, Podemos, el equivalente a Morena en México. (lv)

