Peor, mucho peor, cuando hay un tratamiento médico por delante… La caja de Norvaz, por ejemplo, para el control de la presión arterial, antes, mucho antes, hacia el año pasado costaba ochocientos pesos… Ahora, mil doscientos…

ROMPEOLAS: Por ejemplo, una medicina para la próstata vale mil ochocientos pesos… Y con treinta pastillas… Y otra, mil quinientos pesos… Y con treinta pastillitas… Y hasta donde el Ser Superior da a entender, simplemente, “se beben o derraman”… Por ejemplo, ni modo que la familia de un enfermo indígena las compre… Y cada mes… Por cierto, la misma situación económica y social de los campesinos descrita por el escritor ruso, León Tolstói, en el libro sobre la esclavitud de los trabajadores… Los abusos y excesos de los jefes máximos… Los patrones… Los dueños de la riqueza…

ARRECIFES: La pesadilla número dos es colateral, anexa y conexa… Hay médicos especialistas cobrando mil quinientos pesos de consulta… Y por una consulta de unos quince minutos… Igual, igualito, como si continuaran laborando en los hospitales públicos… Otros, y con la misma especialidad cobran mil cuatrocientos y otros mil trescientos… El más baratito, mil doscientos… Entonces, ha de preguntarse a la secretaría de Salud si ellos, como máxima autoridad reguladora, han autorizado el incremento mensual en las medicinas y en los honorarios de los doctores…

ESCOLLERAS: Más, mucho más cuando los médicos del doctor Simi (y médicos generales, habituados a enfrentar y confrontar todo tipo de enfermedades y por eso mismo con una experiencia más desarrollada) suelen cobrar entre cincuenta y cien pesos por consulta… Hay farmacias con médicos gratis y a cambio de la compra de las medicinas recetadas… Vaya, hay médicos graduados en universidades extranjeras y con maestrías y doctorados cobrando unos ochocientos pesos de consulta frente a los médicos de mil quinientos pesitos por cita…

PLAZOLETA: A primera vista se trata de un abuso… Incluso, un abuso aprobado por la secretaría de Salud… Y con una PROFECO, Procuraduría Federal del Consumidor, haciéndose guaje… Quizá en común acuerdo… Así, y por más y más cacayacas del nuevo aumento en el salario mínimo, una vacilada… Pitorreo puro… “Tomadura de pelo”… La inflación galopante, ya se sabe… Peor, muchísimo peor, pues de por medio está la salud de la población… Más, cuando de acuerdo con los economistas, un pueblo diezmado por las enfermedades baja el índice productivo… La medicina, por todos lados, otro gran negociazo… (lv)