¡Vaya destino de Javier Duarte!
1 (Del paraíso al infierno...)
¡Vaya destino de un joven político!
Seis años en el paraíso terrenal como gobernador de Veracruz.
Nueve años... en el infierno penitenciario.
De la silla embrujada del palacio de Xalapa a una crujía en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.
Entonces, "en la plenitud del pinche poder".
Ahora, incluso, con la advertencia de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo de revisar y ampliar su caso.
Y con la nueva Fiscal General de la República, Ernestina Godoy, la mujer de ultra contra súper confianza de Sheinbaum.
El desvío de más recursos federales.
Tiempo aquel cuando el presidente Enrique Peña Nieto era su fan.
Feligrés en su capilla.
Incluso, Duarte definido con sus homólogos César Duarte y Roberto Borge como el trío de políticos de la nueva generación priista.
Luego, cuando Miguel Ángel Yunes Linares llegó a la gubernatura de dos años Peña Nieto retiró su blindaje a Duarte.
Y comenzó el infierno.
El infierno en los últimos meses de Peña Nieto.
El infierno en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
El peor infierno con Sheinbaum, cuando, incluso, Duarte festinaba su salida anticipada del Reclusorio por su buena conducta.
En el camino, sus abogados tumbaron una denuncia por desaparición forzada.
El infierno para Duarte.
Pero de igual modo, para una parte indicativa y significativa de los suyos.
Su equipo en el poder estatal.
Algunos, con un amparo en la bolsa.
Y con el temor, temor fundado, de ser detenidos.
Y encarcelados.
Digamos, solo digamos, una gran experiencia para las tribus políticas.
Lo dijo Eufemio Zapata, el hermano menor de Emiliano, cuando con Pancho Villa entraran a palacio nacional y Villa encaramara los pies en el escritorio presidencial:
"La silla (política) está embrujada. A todos marea".
Y por eso mismo, y como a todos enloquecía, Eufemio Zapata la imaginaba una silla de montar caballos briosos.
Incluso, la silla es tan mágica que hasta hace levitar "al más pintado".
Un segundo después de sentarse en la silla, una varita mágica perturba y alborota las neuronas y los corazones y los hígados.
Y más, mucho más, los sexos pues los políticos encumbrados se sienten objetos y sujetos del deseo.
"Me volví sexy y las mujeres me sobran" exclamaba dichoso un presidente municipal priista.
Y como dice el adagio ranchero: Nunca ha de festinarse "de esa agua... no he de beber”.
Está cañón el destino y la vida de Javier Duarte.
Duarte, preso.
Su esposa y sus hijos viviendo en Londres.
En el otro extremo del mundo.
Sin verse ni abrazarse.
Ni reír ni sonreír juntos.
Una navidad más... lejos.
Un fin de año... duro y rudo.
Un año más por iniciar y en medio de la incertidumbre y la zozobra.
"Aquí no pasa nada" exclamaba Duarte como filosofía de vida pública.
Pero... pasaba.
2 (Duarte en la cancha pública)
Cada gobernador ejerce el poder total y absoluto durante seis años.
Y de acuerdo, digamos, con su vocación social "a prueba de bomba" sabrá el sello característico de su tiempo constitucional.
Algunos, pocos, excepcionales, son recordados y bien como, por ejemplo, Fernando Gutiérrez Barrios y Dante Alfonso Delgado Rannauro.
Otros, terminaron el sexenio y su vida pública se agotó.
Otros más, olvidado algún legado heredado.
Nueve años después, Javier Duarte en el palenque. (lv)

