En ninguna otra entidad federativa del país una historia semejante.
Peor, incluso, mucho peor, a un feminicidio.

PASAMANOS: Casi casi una historia paralela a “Las Poquianchis”, aquellas hermanitas de Guanajuato con un trío de burdeles.
Las chicas de alquiler, la mayoría, chicas menores de veinte años.
Y si alguna salía rezongona y contestaria, la vida imposible.
Y si persistía, el riesgo de morir descabezada por las otras, disciplinadas únicamente para mantener la chamba como trabajadoras sexuales.
Ellas cayeron presas cuando trascendiera el primer cadáver enterrado en el patio de una de las casas donde tenían el congal.
La novela del escritor Jorge Ibargüengoitia, Las muertas, con la historia de Las Poquianchis, llevada al cine por el director Luis Estrada, él mismito de “El infierno” y “La ley de Herodes”.

CORREDORES: El país, atrapado en la incertidumbre, la zozobra, la inseguridad y la impunidad.
Las mujeres, las más victimizada en el llamado Segundo Piso de la Cuarta Transformación.
En el tiempo de la denominada liberación femenina.
Unas veces, los narcos ajustando cuentas con las mujeres.
Otras, los hombres machitos quitando la vida a su pareja.
En otras, hasta los hijos borrachos y drogados asesinando a la madre y a la abuela.

BALCONES: En Oaxaca, la agresión brutal a una adolescente de doce años.
El padre la ultrajó. Y en repetidas ocasiones practicando el sexo.
La denuncia… hasta cuando la chica quedó embarazada.
En el municipio de San Carlos Yautepec.
El padre fue aprehendido.
El último feminicidio en Veracruz. Una mesera de 16 años. En Las Choapas. Reyna Esther.
Asesinada en un motel.
Dos hombres fueron a su casa el fin de semana que para llevarla al trabajo en un restaurante en la autopista.
Un empleado del hotel la descubrió sin vida.
PASILLOS: ¡Ay, el inmaculado y sacrosanto tiempo de la liberación femenina!
Casi casi como afirmaban en el siglo pasado. “Los demonios andan sueltos”.
Por lo demás, sueltos los diablos en todas las temporadas.
En Michoacán. Oaxaca. Y Veracruz. (lv)