Además, delitos contra la salud.
El par de delitos anteriores tiene un nombre concreto y específico:
Los once (¡ay, los once de la tribu en el fútbol) tenían (o tienen) malas amistades.
Eran amiguitos de un jefe narco en la plaza local. “El Lalo” le apodan.
Mejor dicho, estaban al servicio del jefe narco.

PASAMANOS: Peor todavía: En Atoyac balacera en un bar y en donde murieron cuatro personas.
Tirotiza entre los malos y los policías.
Policía Ministerial.
Entonces, los ministeriales solicitaron el apoyo de los municipales y los municipales permanecieron indiferentes.
Sin mover el dedo índice para disparar y salir en auxilio de ellos.
Todo, porque “tenían arreglo con el jefe de plaza apodado ‘El Lalito’” (Notiver, Federico García).
Después de la balacera, la Policía Ministerial procedió. Y se llevaron a los policías municipales al reclusorio de La Toma, en Amatlán de los Reyes.
El juez los ha vinculado a proceso penal.

CORREDORES: De hecho y derecho, primera ocasión en el tiempo guinda y marrón donde la Fiscalía General detiene y somete a proceso penal a policías.
“La carne se pone de gallina… con la cruda verdad”.
Por ejemplo: Los meses y los años de los once policías municipales encargados de garantizar en el llamado Estado de Derecho la vida y los bienes de los habitantes del pueblo.
Más, mucho más, la vida de todos y cada uno de los habitantes. Niños, adolescentes, jóvenes, mayores y ancianos. Mujeres y hombres. Población femenina y masculina.

BALCONES: Bien puede el lector visualizar el estado de cosas y hechos en Atoyac durante, mínimo, se entendería como hipótesis universal, casi cuatro años del presidente municipal en funciones.
Insólito, paradójico, indicativo y significativo:
El alcalde fue citado a declarar y juró y perjuró inocencia total y absoluta.
Nunca estuvo informado de los narco policías.
Jamás le informaron los suyos.
Nunca, ajá, plegarias de los ciudadanos convocando la seguridad en la vida.
Atoyac… como un paraíso terrenal con los narco/policías.
Once meses y 4 días después de comenzado el sexenio del “Veracruz está de moda”.

PASILLOS: Sabrá el chamán el número de demarcaciones locales donde bien pudiera estarse concitando la misma coyuntura de la policía municipal de Atoyac.
En vez de policías, narco/policías.
En lugar de estar al servicio de la población, a las órdenes del jefe narco.
“El Lalito”, por cierto, prófugo de la justicia desde la tirotiza en la cantina “La Victoria”, victorioso él mismo con su huida.
En Atoyac, la prueba testimonial del grado de penetración y control y ascendencia y poder de los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros para adueñarse de la vida colectiva, la vida familiar y la vida personal.
¡Vaya pesadilla!
Así ejerce el poder la 4T. Y en el Segundo Piso. (lv)