Y con un hijo discapacitado. Sordo. Y quien nunca ha podido hablar.
El (Ashton Kutcher), aislado del mundo, hombre introspectivo, de 24 años de edad, ahorrativo en las palabras, sin amigos, y cuya hermana fue asesinada por unos depredadores sexuales.
Ultrajada. Asesinada. Abandonada desnuda a la orilla de un río.

DOS. Cicatrizar heridas

Los dos interponen denuncia penal contra los presuntos homicidas.
Los dos están pendientes del juicio penal y asisten al Palacio de Justicia en un pueblo de Estados Unidos para el desenlace.
Los dos asisten a un centro de asistencia social para un tratamiento sicológico y cicatrizar heridas.
Ella, ansiosa de una pareja para curar la terrible, espantosa y pinche soledad. El, “atrapado y sin salida” en el crimen de su hermana, pues, además, se cree y siente culpable porque, dice, la abandonó.

TRES. “Déjame ayudarte”

Entonces, en el pasillo palaciego se conocen. Y se vuelven a encontrar en la asistencia social.
Ella chambea de auxiliar en el centro sicológico. Y él, sin suerte, apenas, apenitas, pudo contratarse como promotor de alimentos en las afueras de un restaurante, en donde el patrón le exigió se disfrazara de gallina para atraer clientes.
Y el cortejo fino, elegante, diplomático, sutil de ella comienza.
“Déjame ayudarte” le dice cuando platican por vez primera y uno al otro se cuentan su soledad.
Ella con más insistencia porque desde el crimen de su marido (varios años ya) está sola. Y se siente sola. Y está harta de tanta soledad. Sobre todo, en las noches durmiendo sola en la recámara.

CUATRO. Cárcel espiritual

El filme se llama “Efectos personales” (Prime Video).
Ella, buscando una pareja con frenesí.
Él, buscando un digno destino laboral. Tentado para irse del pueblo para contratarse como entrenador deportivo, su fuerte.
Y cuando él informa a ella de su legítimo deseo de migrar, ella entra en la peor crisis sicológica de su vida.
A, muchos años sola. B, con un hijo enfermo. Y, C, cuando ha tenido relaciones íntimas con el chico de 24 (veinticuatro) años, queda apachurrada porque de nuevo volvería a la cárcel espiritual de la soledad.

CINCO. Soledad derrotada por la pasión

Pero el destino es generoso. Una especie de bendición de vacas gordas luego del desierto, el páramo y el yermo de su vida íntima.
El hijo intenta matar a un hombre acusado del crimen de la hermana de Ashton Kutcher y Ashton se atraviesa para evitarlo y lo hiere en una pierna.
El chico, a la cárcel. Asthon, al hospital. Y el riesgo de quedar inválido por los plomazos.
Y la vida de Ashton y la de Michelle Pfeiffer cambia.
Ashton se queda en el pueblo y trabajando como gallina disfrazada en el restaurante y viviendo con ella.
Ella, dichosa y feliz, lavando y planchando la ropa de él y preparándole las tres comidas y durmiendo juntos en el tálamo.
La soledad, derrotada por el deseo, la pasión, el amor y el sexo. (lv)