Los idealistas
**Soñando con los pobres
**Un mundo mejor
ESCALERAS: Hay en la vida un montón de idealistas. Quizá, hasta un ejército si se empalman todos. Son mujeres y hombres soñando con un mundo mejor.
Desde aquellos con la Gran Comuna soñada por los doce apóstoles de Jesús en las goteras de Jerusalén y que significaran un fracaso hasta la Comuna de Tomás Moro.
Desde el fracaso de grandes políticos deseando una vida justa para todos, digamos, como Salvador Allende (Chile), José Mujica (Uruguay), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil) y hasta Francisco Ignacio Madero (México).
Y desde animalistas hasta activistas por los derechos humanos, entre otros hechos y objetivos.
PASAMANOS: En su último libro, “El loco de Dios en el fin del mundo”, el escritor español, Javier Cercas, enmarca un ejército de idealistas.
Entre otros, los siguientes:
Aquellos que, por ejemplo, enarbolan la defensa social y humana “de los enfermos y los débiles.
Los pobres de espíritu. Y los muertos de sed. Y los muertos de frío. Y los muertos de hambre.
Los ancianos y los niños y las madres solteras.
Y los humillados y los ofendidos.
Y los postergados una y otra vez”.
CORREDORES: Por desventura está comprobado el fracaso universal del primer mandamiento de la ley de Dios.
“Amaos los unos a los otros”.
De igual modo, digamos, como probado está el fracaso del sexto mandamiento de “no desear a la mujer de tu prójimo” ni de tu próximo.
Por encima de aquellos grandes ideales, sueños, aspiraciones, el predominio de la ley universal de que “el hombre es el lobo del hombre”.
Y de que arriba de la ferviente idolatría y admiración al Ser Superior está la vigencia de Luzbel.
BALCONES: Con todo, aquellos ideales continúan tocando las campanas, conscientes, incluso, de que las campanas suenan por ellos con la derrota social y sicológica.
Por eso, admirable y respetable la lucha de todos ellos para hacer menos duros y rudos los días y las noches.
Y para alcanzar algún día, algún día, algún día, la igualdad y la fraternidad, la convivencia y la dignidad, la libertad y la justicia.
Basados, como dice la filósofa Hanna Arendt, en que todos somos seres humanos.
Por cierto, el ideal inalcanzable de las religiones y los profetas y los predicadores de un mundo mejor.
PASILLOS: Peor, mucho peor, cuando se pasea la mirada alrededor:
Cada vez más divorcios. Más rupturas matrimoniales. Más hijos en la desventura sicológica.
Más hermanos distanciados. Más primos y tíos lejanos.
Incluso, caray, más padres abandonados por los hijos.
Más feminicidios. Más secuestros. Más desapariciones. Más extorsiones. Más crímenes. Más fosas clandestinas.
Más Colectivos, integrados con padres con hijos y parientes plagiados, buscando a los suyos. “Vivos (como se los llevaron) o muertos”.
La dura y ruda experiencia de Aracely Salcedo, de Orizaba, con su hija Fernanda Rubí.
Y de la maestra Lucy Díaz Genao con su hijo secuestrado y desaparecido en Veracruz.
Veracruz, uno de los campeones nacionales en desaparecidos. (lv)

