Se llama “Fundación Tío Fide”. Y el único “tío Fide” famoso y ultra contra súper conocido en las cuatro latitudes geográficas de Veracruz es Fidel Herrera Beltrán.
El góber que en el tiempo huracanado y turbulento de las lluvias se ponía unas botas y un impermeable y un sombrero y solía caminar en medio de la creciente pluvial con los ríos desbordados y ayudando.
Y ayudando a los damnificados y las víctimas al lado de los suyos. Su equipo. El gabinete legal y ampliado.

PASAMANOS: Así, ahora, y luego de las lluvias, los ríos desbordados sobre todo en el norte de Veracruz, las inundaciones y los muertos (más de treinta), la “Fundación tío Fide” se exhibió.
Fue en la localidad de Chila de Enríquez, en el municipio de Texcatepec, la demarcación registrando 45 (cuarenta y cinco) derrumbes.
Y entregando despensas alimenticias.
Y todas, gestionadas ante la Word Central Kitchen (Notiver, Manuel Hernández).

CORREDORES: Allí está, pues, la “Fundación Tío Fide”. Y como era conocido el góber que de adolescente ayudaba a su señora madre en las tareas económicas del hogar.
Y luego de cursar la escuela primaria iba al pueblo, Cosamaloapan, a vender tamales y chicharrones.
Incluso, y para auxiliar en el itacate de la casa hasta fue auxiliar fue de un boxeador cuenqueño cargando el agua para tomar.
El mismito que con unos ahorritos se compró los primeros zapatos Canadá y fue con los amigos a Tlacotalpan y cuando el río Papaloapan desbordó perdió el zapato izquierdo.
Y ante salir nadando atrás del zapato y salvar la vida se redujo a mirar con profunda, inalterable, tristeza, el deslizamiento de su zapato izquierdo aguas abajo.

BALCONES: La “Fundación tío Fide” aparece en momento estelar en Veracruz. Duro y rudo. Difícil. Adverso.
Y todos le dieron la bienvenida. Con entusiasmo y alegría, pues con todos los defectos que le puedan endilgar, tuvo y sostuvo muchas mejores buenas fibras y karmas.
Una inteligencia incandescente y prudente y mesurada que nunca, jamás, perdió los estribos ni el control sicológico.

PASILLOS: Y de seguro, “y veinte y las malas”, la “Fundación tío Fide” seguirá operando.
De momento, parece, unos pocos, excepcionales, pueden ubicar su búnker de operaciones y movilidad.
Bien podría asentarse que su huella y rastro se pierde en el día y la noche de Veracruz.
Pero ha nacido con tiempo suficiente para continuar creciendo en el día con día, por ejemplo, para tareas superiores.
Incluso, hasta políticas políticas.
Y sin duda, sin la presencia de los fidelistas tradicionales de otros tiempos como, por ejemplo, Ranulfo Márquez, Antonio Benítez Lucho y Ceferino Tejeda Uscanga, entre otros, ya retirados de la vida política.
Quizá animados y reanimados por su hijo Javier Herrera Beltrán, diputado federal, y tan ligado al Partido Verde, el partido filial de MORENA. (lv)