Por cierto, en la misma Poza Rica donde el alcalde "El pulpo" Remes Garza, el amiguito beisbolista de AMLO, el ex, ya se levantó su estatua en el gimnasio municipal).
Además: 300 (trescientas) escuelas dañadas solo en el norte de Veracruz.
La mayoría, bajo el lodo.
400 (cuatrocientos) mil estudiantes sin clases.
Diez mil habitantes sin el servicio de la energía eléctrica.
45 (cuarenta y cinco) poblados incomunicados.
Un saldo negro en Veracruz liderando el desastre natural en el país.
Y de ñapa, en los días y noches huracanados y turbulentos que galopan dos feminicidios más.
Ya se sabe, Veracruz, campeón nacional en feminicidios.
Uno, en Misantla, con el crimen de Rosi, de 15 años.
Y el otro, en Las Minas, con el secuestro, desaparición y feminicidio de Adelina Arcos Zavaleta, cuyo cadáver junto al de su hijo Gael Said Carreón, también ejecutado, fueron tirados a una barranca.
Además, el cafre de autobús de pasajeros, Arboledas-San Ramón, que en la ciudad jarocha arrolló a una chica de treinta años de edad, Gloria Romina, cuando ella intentó cruzar la calle.
¡Qué difícil es vivir en Veracruz!
Por encima de la violencia descarrilada, el temor, el pánico, el miedo, "el miedo al miedo", la angustia y el terror en los días y noches que trotan.
Es lo peor.
Además del subempleo, desempleo, salarios pichurrientos y la migración a Estados Unidos, Canadá y Francia para buscar un trabajo digno, estable y cubierto con justicia laboral...
Además de la pésima calidad educativa...
Y de salud...
Y de desarrollo humano...
Además de los secuestros, desapariciones, extorsiones, feminicidios, crímenes y fosas clandestinas...
Y además de la impunidad...
El terrible desastre natural.
Casi casi como una profecía apocalíptica en contra de Veracruz.
Y con los males de la caja de Pandora.
Y con los Siete Círculos del Infierno.
Como, por ejemplo, la estatua que ya se erigió en Poza Rica el presidente municipal.
Y el fotomontaje de los diputados locales en el Palacio Legislativo que demostrando su elevadísima solidaridad humana.
Caray, el rector de la Universidad Veracruzana litigando con los estudiantes el número de compañeros muertos por las inundaciones.
En todo caso, lo decía el Sancho al Quijote: "Cosas veredes, mi querido Cid". (lv)