Una pelea estelar con más de quince rounds por ahora.
Por añadidura, un desgaste.

PASAMANOS: El trío de exrectores obsesionado de manera obsesiva con tumbar a Martín Aguilar de la rectoría.
Y de paso, exhibir a la llamada mini Junta de Gobierno (siete en funcionarios en aquel entonces) dando la bendición para cuatro años más.
Más que la calidad académica de la UV…
Más, mucho más allá de la UV en el ranking del prestigio nacional…
Más, mucho más allá de una UV garantizando el destino laboral de los egresados…
Cada parte mostrando el puño y las bíceps para lograr el objetivo.
Caray, el G3 de exrectores definiendo a Martín Aguilar como “el nuevo emperador, transgresor de la legislación universitaria y vulnerando la estabilidad institucional”.

CORREDORES: De por medio, más que “el honor y el futuro” de la UV en el ruedo político “el honor y el futuro” de las partes.
¿Hacia el final del día y de la noche torrencial y huracanada ganará Aguilar Sánchez?
¿Ganarán los tres exrectores?
Caray, y como tanto espacio y tiempo y quincenas y meses han galopado desde entonces, el cortocircuito entre las partes bien significaría que el duelo podría quizá, quizá, quizá, prolongarse hasta tres años y medio más.

BALCONES: Nunca en la cancha académica de la UV tanto resentimiento y odio.
Es Aguilar Sánchez o son los tres exrectores.
Incluso, bajo evidencia y sospecha aquella letanía universal de que se ama “con odio jarocho”.
Por el contrario, ellos se aman con odio xalapeño.
Cada parte, convencida de tener la razón de peso y con peso de su lado.
Peor aún:
Resulta inverosímil, insólito, inaudito, increíble, que el gobierno del Estado siga permitiendo el lamentable, ruin y miserable espectáculo de una máxima casa de estudios de Veracruz disputando la rectoría.
Pésimo error cuando la gobernadora marcara su raya con su frase memorable, citable, recordable y bíblica de que “allá ellos resuelvan sus problemas”.

PASILLOS: Era para que la jefazaza del Poder Ejecutivo estatal como autoridad moral convocara a las partes para dilucidar el lado de la razón jurídica.
Incluso, con la presencia de los mejores constitucionalistas, no de Veracruz, sino del país.
Y hasta con representantes de la secretaría de Educación Pública y la ANUIES, el organismo aglutinando a las universidades públicas de la nación.
Y como solía operar el presidente Lázaro Cárdenas del Río, quien cuando de pronto germinaba un pendiente social en la república de inmediato viajaba al lugar de los hechos y sentaba a platicar con las partes hasta conjurar el maleficio.
No todos, claro, claro, claro, sienten y piensan como Lázaro Cárdenas. (lv)