Veracruz represivo
**Agentes antimotines
**Vaya era Nahle
ESCALERAS: La vida pública en Veracruz es así de ruda, dura, violenta y represiva:
De Tehuipango llegaron a Xalapa unos padres de familia reclamando las semanas, más de un mes, de que sus hijos están sin clases por la falta de maestros.
Entonces, el gobierno del Estado, quizá la secretaria de Educación, la comadrita Claudia Tello, tomó la decisión de enviar a los agentes antimotines.
Y los desalojaron.
El viernes 3 de octubre (un día después del 2 de octubre de1968 con la masacre de Tlatelolco en la Ciudad de México, trescientos muertos), unos profesores jubilados y en protesta en Xalapa reclamando el pago del Seguro de Vida, tuvieron una visita inesperada.
Unos policías antimotines.
Y los desalojaron.
“Rudeza innecesaria” intituló el periódico Notiver a 8 columnas.
PASAMANOS: La misma filosofía política de Cuitláhuac García Jiménez cuando como gobernador enviara a los policías antimotines y a la Fuerza Civil a Perote, para desalojar a unos vecinos inconformes con las Granjas Carroll.
Y mataron a par de hermanos y quienes dejaron seis hijos huérfanos y dos esposas viudas.
Y nunca, jamás, jamás, jamás, la justicia.
CORREDORES: El fin de semana, un profesor de educación básica inició una huelga de hambre en la Macroplaza del Malecón jarocho.
Pide al gobierno del Estado el pago del seguro institucional por invalidez.
Más, cuando le ofrecieron pagarle el 29 de septiembre anterior y le “han tomado el pelo”.
Ahora sólo falta que al ratito, en una madrugada, digamos, también le caigan los policías antimotines del Estado.
Los antimotines como la razón más poderosa para (digamos, ajá) pacificar Veracruz.
Pero más, mucho más, porque como “Veracruz está de moda” para evitar plantones, marchas, protestas, mitines y declaraciones incómodas e indeseables a los medios.
BALCONES: Simplemente, los antimotines para garantizar la paz de los sepulcros.
Y crear y recrear un Veracruz sometido sin ciudadanos de a pie y motorizados dispuestos a la lucha social y defendiendo el legítimo derecho a vivir con dignidad y libertad.
Por eso, la matanza del dos de octubre en Tlatelolco.
Y la masacre de 17 (diecisiete) campesinos en Aguas Blancas, Guerrero, con Ernesto Zedillo de presidente de la república y Rubén Figueroa hijo de gobernador.
Y la matanza de cien seguidores del candidato presidencial independiente, José Vasconcelos Calderón, en Topilejo, enfrentado al jefe máximo, Plutarco Elías Calles.
Y la masacre de trescientos obreros textiles de Río Blanco en huelga de hambre en contra de un magnate extranjero amiguito del dictador Porfirio Díaz Mori.
PASILLOS: Un gobernante llega a los policías antimotines como represores cuando en su equipo ningún operador político eficiente y eficaz tiene de su lado.
Y cuando manifiesta queda la vocación autoritaria en un Veracruz donde “aquí mando yo” como dijera aquella.
Once meses después, el gobierno del Estado ya empezó con los policías antimotines y según parece, les está gustando.
Cuidado, porque las aguas sociales pueden desbordarse cuando, caray, Nahle está soñando con la candidatura presidencial de MORENA en el año lejano, lejanísimo del 2030. (lv)