Carne de cañón los pobres
**Palabrerío sobre ellos
**Son discurso político
UNO. Los pobres sirven a políticos para escalar
La mejor estrategia y negocio de un político para escalar peldaños cada vez más altos en la pirámide del poder son los pobres.
Todo, hasta la vida, por los pobres.
Todo, por las personas y familias más necesitadas.
Todo, por “los condenados de la tierra”.
Todo por los jodidos.
Todo porque los “padecen hambre y sed de justicia” como exponía Jesucristo en sus peroratas.
Y “por el bien de todos (ajá), primero los pobres” decía el ex.
Todo, para dar a los pobres “un futuro nuevo” suspiraba el Papa Francisco Primero. El primero de América Latina.
DOS. Fuente de inspiración social
Los pobres, quien formaban parte del ejército de trabajadores en las haciendas propiedad de los padres y hermanos y tíos y primos de Francisco I. Madero en la frontera norte.
Los pobres, fuente de inspiración, ajá, de Emiliano Zapata y Pancho Villa.
Y de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, con todo y que ellos mismos eran casatenientes y latifundistas.
Los pobres de Lázaro Cárdenas del Río y quien como presidente de la república solía meterse hasta la cocina de las mujeres indígenas en girita nacional y tomaba una tortillita echada a mano del comal y la espolvoreaba con sal y comía en taquito debajo de un árbol.
Y escuchando las plegarias de los indígenas y campesinos.
TRES. Son discurso político
Sin los pobres y la gente en la miseria (ya se sabe) nunca existirá discurso político exitoso.
Y político que los excluya está condenado al fracaso social.
Los pobres, es decir, el pueblo que “acarreado” decide la tendencia electoral en las urnas para favorecer a los candidatos oficialistas.
La pobreza, la miseria y la jodidez que llevara a un grupo de intelectuales (Octavio Paz Lozano, Carlos Fuentes Macías y Heberto Castillo Martínez y al líder ferrocarrilero, Demetrio Vallejo) a intentar formar un partido político para defender, ajá, a los pobres.
CUATRO. Los pobres en Veracruz
Con el góber Teodoro A. Dehesa, trescientos obreros textiles de Río Blanco asesinados por el ejército de Porfirio Díaz Mori por declarar la huelga al dueño de la fábrica, un extranjero amigo del dictador porfirista.
Con el góber Luis Mier y Terán, los nueve jarochos pobres asesinados por la espalda y tiro de gracia por oponerse a una reelección más del dictador porfirista.
Con el góber Jorge Cerdán, cuarenta mil agraristas asesinados durante la década y a petición de los latifundistas.
Etecé. Etecé. Y en las páginas siniestras y sórdidas de Veracruz.
CINCO. Bendito que hay pobres…
Mientras existan pobres, los políticos tendrán material suficiente y de sobra para sus discursos ramplones, baratos, demagógicos y populacheros.
En tanto haya pobres, electorales cautivos para “acarrearse” en cada proceso y ganar en los comicios de todo tipo.
En tanto los pobres sigan multiplicándose, la posibilidad de que los “más vivos y abusivos” de todos ellos “sigan ordeñando la vaca y metiendo la mano al cajón” oficial.
Jesucristo fue inmolado en el Gólgota en defensa de los pobres para quienes clamaba justicia económica y social. (lv)