Y como la delegación estatal de la secretaría de Educación (S.E.V.) en Zongolica nadie los peló, ni siquiera enviando un representante para escuchar las plegarias y dialogar y negociar, incluso, entonces viajaron de Tehuipango a Zongolica y luego a Orizaba y después a Xalapa.

ROMPEOLAS: En Xalapa, bloquearon el paso en la avenida Lázaro Cárdenas.
Y se plantaron ante la SEV, digamos, como la única estrategia para ser escuchados y considerados.
Entonces, la SEV les envío como respuesta a sus plegarias a elementos antimotines.
Y al mirar atónitos los padres indígenas a los antimotines, simplemente apostaron a la decisión salomónica más sabia, prudente y mesurada:
Abrir el paso.
Luego, el trascendido de que la SEV y la secretaría General de Gobierno atendería (ajá) las plegarias.
Ya se verá, pues bien pudieran expresarse como las plegarias no atendidas en la novelística de Truman Capote.

ARRECIFES: A todas luces queda manifiesto el estilo de ejercer el poder de la 4T.
Caray, como si los padres clamando a la SEV profesores para la escuela primaria de Tehuipango cometieran el peor pecado mortal de la vida.
Ha de recordarse, por ejemplo, cuando en el sexenio de Rafael Hernández Ochoa, una noche, unos encapuchados entraron a Tehuipango disparando a diestra y siniestra ante la resistencia social de la población.
Es decir, unos paisanos indígenas firmes, inalterables, duros y rudos, convencidos de sus ideales y principios.
Y dispuestos a todo.

ESCOLLERAS: Caray, viajar de Tehuipango a Xalapa para que la autoridad estatal los recibiera con policías antimotines.
Y policías antimotines que en todo caso los intimidaron y acosaron y hostilizaron para ablandarlos en caso de hablar con los jefes de jefes de la SEV.
En el lado de la SEV, la soberbia y la altivez. Dueños del chirrión en la mano, pues, claro, claro, claro, encumbrados en el poder político ellos siempre, siempre, siempre, tienen la razón.
Además, la antigua sentencia filosófica de que el poder está hecho para utilizarse.
Ya luego averiguarán…

PLAZOLETA: En el Estado, las tribus encumbradas sueñan con someter a todos.
Cero protestas. Cero inconformidad social. Cero sublevación ciudadana. Cero cuestionamientos.
Cero diferencias. Incluso, si un jefe dice “rana”, los demás han de brincar.
Y en caso de darse una indignación popular, entonces, los agentes antimotines.
Así ejerce el poder y gobierna “la comadrita” Claudia Tello.
Bien reza el adagio popular:
“Da poder a una persona y la conocerás”. (lv)