Filosofía de vivir
**Pulir el diamante
**Historia de Bob Dylan
UNO. Pulir el diamante en bruto
Se podrá heredar la inteligencia incandescente, el talento y hasta la genialidad de los padres y los abuelos y los tíos y los primos.
Y hosanna, hosanna.
Pero de igual modo como el cuerpo humano se ejercita con las caminatas en el bulevar y en el estadio, las otras cualidades y atributos también han de entrenarse.
Como quien dice, pulir y volver a pulir el diamante en bruto. Y afilarlo tanto cuando sea posible. Incluso, más allá de la disciplina.
DOS. Historia de Bob Dylan
Por ejemplo, la historia deslumbrante de Bob Dylan, el compositor, guitarrista, cronista y Premio Nobel de Literatura.
A los doce años de edad, por ejemplo, tenía ahorrado cinco dólares para comprarse una guitarra, que adquirió en abonitos pues costaba cuarenta dólares.
Y el comerciante le fiara y creyera en él.
Y con el Manual de Acordes incluido.
A los quince años de edad había compuesto su primera canción. Y fue para la diva sensual y sexual, Brigitte Bardot.
Y seguía buscando y descubriendo música.
Y continuaba tocando la guitarra.
Él solito. Sin un maestro de música que le enseñó.
TRES. El héroe musical
De niño escuchaba en la radio las canciones de los intérpretes y guitarristas de la época.
Y todas las noches. Y hasta las dos y tres de la madrugada.
Uno de sus héroes era Woody Guthrie.
Y se sabía de memoria doscientas canciones de Gutrie.
Y viajó desde su pueblo a Nueva Jersey donde estaba hospitalizado.
Y como su héroe tenía una enfermedad que le impedía hablar se sentó frente a él en el hospital y le cantó algunas de sus canciones.
CUATRO. Aventura arriesgada
Nacido en 1941 en Duluth y crecido en el poblado Hibbing, de Minnesota, de joven escapó de casa. Subió a trenes de carga para viajar por Estados Unidos. Y sin dinero. Y durmiendo donde podía.
Y una tarde paró en Nueva York.
Tiempo cuando el Greenwich Village, y en donde también perteneciera el famoso cronista, John Reed, solía cantar en los bares de noche en noche.
Y cantaba de gratis. Bueno, a cambio de la comida y temeroso, como todos los demás buscando un destino, sin hacer huir a los clientes porque de lo contrario, en automático eran despedidos.
En aquellos bares le tocó cohabitar con otro chico en las mismas. Woody Allen y quien, desde entonces, jovencito, tenía el don sobrenatural de hacer reír a todos.
CINCO. Filosofía de vivir
En aquel tiempo, Bob Dylan aprendió una gran filosofía de la vida.
“Jamás prestar atención a lo que los demás dicen de ti” (La Jornada Semanal, número 1591).
El día cuando fue anunciado como Nobel de Literatura por la Academia Sueca, muchos escritores se fueron en contra.
Nunca los peló ni volteó a mirar.
Siguió pa’lante empujando el vagón del tren y sin escuchar las voces envidiosas anunciándole el día de su muerte. (lv)