Incluso, funcionarios en la actual secretaría de Educación con la comadrita dichosa y feliz, Claudia Tello.

PASAMANOS: Los presuntos delitos y/o quizá mejor debiera escribir los delitos concretos y específicos:
Uno, venta de títulos apócrifos. Dos, falsificación de documentos. Tres, títulos falsos de licenciaturas. Y, cuatro, utilizar a la UPAV para sacar ganancias.
Entre los presuntos, Jorge Ángel N. Tochtli M. Jorge Miguel M. Y David Agustín, subsecretario de Educación con Claudia Tello y quien, ajá, estaría aplicando el mismo operandi de los primeros tres.
De ser así, y discúlpese la vulgaridad, la UPAV como “la cueva de Alí Babá y los cuarenta ladrones”.
Más, mucho más, en el tiempo de “la honestidad valiente y la purificación moral” que fuera con el ex Cuitláhuac García y ahora en la era Nahle.

CORREDORES: La fama trascendida que en los seis años de Cuitláhuac, su padre (diputado local en el sexenio de Fidel Herrera Beltrán) operó con los vientos favorables y toda la libertad del mundo en la UPAV.
Casi casi, una UPAV de su propiedad.
Sabrá el chamán “la cruda verdad”.
Pero rudo y duro el destino educativo de la UPAV.
Más, cuando fue creada, ajá, para resolver la demanda estudiantil.
Sobre todo, con una Universidad Veracruzana insuficiente para absorber a los alumnos hijos de indígenas, campesinos, obreros y familias de la clase media media y media baja.

BALCONES: Muchos, demasiados, excesivos dolores de cabeza están creando la secretaria Claudia Tello a Nahle.
La semana anterior, las protestas de tantos padres de familias en varios municipios porque un mes después de iniciadas las clases sus hijos sin profesores.
La semana anterior, la cartita abierta de burócratas en una subsecretaría de Educación con los malos tratos, el autoritarismo y las imposiciones del titular.
Ahora, el asunto de la UPAV y otro subsecretario involucrado.

PASILLOS: Entre más cráteres pedagógicos, educativos, sociales y morales aparecen en el UPAV, el descrédito y el desprestigio se multiplica.
Y de seguro, montón de jóvenes y padres de familia se desencantarán. Y más de lo que ya pudieran estar.
Por ejemplo, en una que otra entidad municipal, los alumnos protestando por el atraso impresionante en la entrega de los títulos universitarios correspondientes.
Lo peor entre lo peor es el señalamiento de que un subsecretario de Educación aplica el mismo operandi para sacar ganancias.
Es decir, la UPAV como si fuera propiedad particular.
Y como aseguran que siempre ha de pensarse mal para conocer la verdad, vaya a ser que el estercolero del subsecretario David Agustín lleve más arriba. (lv)