Universidad de la Vida
**Éxito de los comics
**Enseñaron a leer
UNO. Hechos y cositas
La vida es así de paradójica: jalan más, mucho más, los Simpson que “Cien años de soledad”, la novela estelar de Gabriel García Márquez.
Y jala más Juan Gabriel con su canción “Querida” que Ludwing van Beethoven con la sinfonía “Claro de luna”.
Y jala más José José con “El triste” que “Las Mil y una Noches”.
Y más “Pedro Navajas” con Sasha Montenegro en papel estelar que el Poema Veinte de Pablo Neruda y que tanto se declamaba en el siglo pasado en las serenatas frente al balcón o la ventana de la novia amada.
DOS. El cine, antes que discursos políticos
Y jalan más las historietas de Superman, Batman, El Hombre Araña, Memín Pinguín y Rarotonga que Ana Karenina y Guerra y paz de León Tolstoi, considerado el escritor más grande de la historia.
Y, claro, claro, claro, cuajan más duro en las neuronas y el corazón y el hígado de los niños y adolescentes los comics del momento que los libros de Geografía, Historia y Matemáticas de la escuela primaria y secundaria.
Y mil veces preferible atragantarse con palomitas en el cine mirando y admirando el ciclo de cine francés que escuchar los discursos de cualquier político y con el cargo que tengan y del partido político al que pertenezcan.
TRES. Fracaso público
Son cositas y hechos de la vida cotidiana que nunca, jamás, los funcionarios públicos de la secretaría de Educación han podido revertir.
Como tampoco, claro, y de paso lograrán descender el consumo de la comidita chatarra y de refrescos.
Menos, con un país donde cada año un mexicano consume 166 (ciento sesenta y seis) libros de refrescos de cola.
Muchos, demasiados, excesivos años (y sexenios) se han caminado en la república con esas tendencias y preferencias para que de pronto, así nomás, y por decreto, las tribus políticas cacareen que hemos cambiado, ya, ya, ya.
CUATRO. Se aprendió a leer con los comics
Las generaciones de hoy, desde los ochenta años de edad hasta los diez años, hemos aprendido a leer y escribir leyendo las historietas y los comics.
Bastaría recordar, por ejemplo, que Superman acaba de cumplir ochenta años de edad y se conserva joven, atractivo, guapo, fuerte y vigoroso.
Y luchando siempre, siempre, siempre, por los jodidos y en contra de los malos.
Y ni modo de traicionar a Superman si, además, con él aprendimos a leer y escribir.
CINCO. Lealtad a Mafalda
Una de las peores traiciones de la vida sería, por ejemplo, a José José, Juan Gabriel y Sasha Montenegro y con quienes tan felices y dichosos hemos sido.
Y montón de generaciones.
La peor de todas las traiciones a Rarotonga, la sabrosa mulata de las caderas incandescentes, mejor que la chica de Ipanema, creada por Yolanda Vargas Dulché.
Claro, claro, claro, la lealtad y la fidelidad a la fascinante Mafalda, de Quino, tan creativa, con insólito sentido del humor, tan chistosa y con buena química en la sangre para caer bien.
Todos ellos integran la santa universidad de la vida. (lv)