No a las presiones
**Vivir con libertad
**Batalla superior
EMBARCADERO: En el libro “La ceremonia del adiós”, Simone de Beauvoir, inmortaliza a su pareja durante cincuenta años, Jean-Paul Sartre como un hombre, un intelectual, un escritor, un polemista, un académico, un ideólogo y un filósofo que nunca “estuvo dispuesta a ceder ante ninguna presión”... Incluso, “comprendía el punto de vista de sus camaradas, pero sin compartirlo”... Y por eso mismo, era un hombre, pero al mismo tiempo, parecía un gigante
Mejor dicho, lo era… Y lo era porque un ser humano que jamás cede a las presiones de los otros (partidos políticos, sectas, tribus, grupos, etecé) es una persona fuera de serie… Excepcional… Ejemplar…
ROMPEOLAS: Y es que como la mitad de la humanidad y la otra mitad sabe y está consciente las presiones siempre existen… Primero… Y, segundo, en la relación humana (tanto personal como laboral), las presiones de los grupos fuertes y poderosos terminan imponiéndose… Más, cuando son jefes y jefazazos en la chamba… Incluso, hasta con la amenaza de si alguien juega las contras y/o se indisciplina y se vuelve insumiso, entonces, será despedido del trabajo…. Peor tantito, satanizado con el boletinaje…
ARRECIFES: Un tiempo de su vida, Sartre admiró a José Stalin, el sátrapa que dejara veintiocho millones de rusos muertos en el campo de batalla en lucha contra Adolf Hitler… El sátrapa que con sus guardias y policías secuestraba, desaparecía y asesinaba a los disidentes… Es más, hasta los asaltaban a media noche tumbando las puertas del departamento y se los llevaban… Luego, por fortuna, Sartre pudo confirmar los excesos y abusos de poder de Stalin y marcó su raya… Y cuando los estalinistas se le fueron encima, se mantuvo independiente y libre…
ESCOLLERAS: Entre otros hechos y razones, Beauvoir lo admiraba por el ejercicio pleno de su libertad… En París, vivía “en un pequeño departamento austero en el décimo piso de un edificio del bulevar… Y llevaba una vida bastante rutinaria… Leía mucho… Y escribía más… Y escuchaba música”… Era su tren de vida… Entonces, y como nunca aspiró a enriquecerse y a llevar vida de pachá ni de jeque árabe ni de millonario, más libertad tenía para el ejercicio total y absoluto de su libertad… Su autonomía estaba por encima de todo… Y de todos…
PLAZOLETA: Por lo general, la mayoría de seres humanos solemos caer en las presiones… Laborales, existenciales y hasta amicales… Y ni se diga, de la pareja… Por eso, la grandeza, entre otros hechos, de Sartre… Razones de peso y con peso para que la relación con Beauvoir se mantuviera cinco décadas… Con todo y que ambos compartían a las mismas estudiantes y mujeres, pues Beauvoir era bisexual… Y siempre en el intercambio de chicas, con pleno conocimiento y visto bueno de ambos… Incluso, cada uno con sus amantes… Y en nombre de la libertad… (lv)