Y lamentables por su relación bajo sospecha con “El Hache”, Hernán Bermúdez, nombrado secretario de Seguridad Pública en Tabasco en su tiempo como jefe del Poder Ejecutivo estatal.
Y tan ligado a los malos pasos.
Y en el narco.
Los días y noches que han caminando y siguen trotando, Adán Augusto defendiéndose “como gato boca/arriba”, gato en un costal con perros, de que como político es un hombre íntegro, honesto, honrado, y “a prueba de bomba”.

PASAMANOS: Incluso, y más allá de que sea responsable y/o culpable, el caso es que está bajo sospecha, pues ni modo que como gobernador, nunca, jamás, primero, haya sido informado.
Segundo, prevenido.
Tercero, sin entrar en sospecha.
Cuarto, haberlo designado sin ninguna investigación previa sobre su vida.
Y quinto, peor, mucho peor, si le fue impuesto por alguien superior y lo encumbró en el cargo y sin chistar.
El biógrafo político asegura que la primera virtud de un político es dudar. Dudar siempre. De todo y de todos.

CORREDORES: En el palenque público está “la cruda verdad”.
Se le cree a la palabra de Adán Augusto y/o se le descree.
Más cuando luego del ex priista Ignacio Ovalle Fernández como titular de la dependencia Seguridad Alimentaria con una estafa de más de quince mil millones de pesos en el obradorismo, Adán Augusto es el segundo heredero de AMLO, el ex, en el cernidor.
Vivir para justificarse. Y lo peor, deslindarse y salir, ajá, limpio. Limpiecito. Transparente. Inmaculado.
Más en el tiempo posterior a la llamada “honestidad valiente y purificación moral”.

BALCONES: Hay políticos que nunca, jamás, son involucrados en ilícitos.
Ni tampoco señalados y acusados de “meter las manos al cajón y ordeñar la vaca”.
Ni de haber creado empresas fantasmas ni adulterado el presupuesto en una obra pública.
Ni facilitar el enriquecimiento de la familia, los amigos, los socios, los aliados y los cómplices.
Ni de coleccionar bienes materiales como mansiones, casas, departamentos, joyas, automóviles, un yate, un avión, ranchos, ganado, etecé.
Quizá nunca dieron margen. Acaso contrataron un equipo notable de contadores para, digamos, “hacer bien las cosas”.
Y en el caso del senador de Tabasco los hechos lo han desbordado.
Con “El Hache”, de la gloria al infierno.
Mientras “son peras o manzanas”, salpicado está.

PASILLOS: Con todo, caray, que siempre AMLO, el ex, lo distinguió.
Primero, gobernador en Tabasco.
Después, secretario de Gobernación.
Luego, precandidato presidencial.
Entonces, senador de la república.
Es decir, un hombre demasiado, demasiado, demasiado cercano a Andrés Manuel López Obrador.
¿Sabía AMLO de las cositas de Ignacio Ovalle en SEGALMEX?
¿Sabía AMLO de las cositas de Adán Augusto López Hernández?
Más cuando en la versión popular el presidente de la república (el gobernador de una entidad federativa, el presidente municipal) son las figuras notables mejor informadas en el país. (lv)