Es más, hasta jefe máximo de los 49 (cuarenta y nueve) legisladores locales.
Por eso, resulta inverosímil declare la guerra a su paisano, el alcalde de Tatahuicapan.
Y permita que su lengua exprese los peores ditirambos en contra de una persona. Mejor dicho, de un político.
Pero, bueno, (ya se sabe), la política es “un tragadero de mujeres y hombres”.

ROMPEOLAS: Por ejemplo, adjetivos calificativos de Esteban Bautista en contra de su paisano, el alcalde Eusebio González, de Tatahuicapan, el municipio que gobernara en par de ocasiones.
Y a propósito del trascendido de que alentó y/o estuvo atrás de la toma de la presa Yuribia y con apenas, apenitas, cuarenta personas:
Uno. “El poder lo volvió tonto”.
Dos. “Es un esquizofrénico del poder”.
Tres. “Se cree Martín Lutero” y lo que, de paso, quizá Esteban Bautista necesite leer con prudencia y cuidado la vida de Lutero.
Cuatro. Se pelea con el gobierno del Estado.

ARRECIFES: Rodando en la ladera bien empinada, Esteban Bautista quizá creyó quedar mejor con Nahle y entonces se lanzó contra el titular del Sistema de Agua Potable de Tatahuicapan, Cornelio Bautista:
Uno. “Es una lástima como hombre”.
Dos. “Tiene una doble moral”.
Y tres: En administraciones pasadas ha recibido dinero.
De paso, el diputado local, titular de la JUCOPO, se puso como alcalde modelo con la obra pública de su administración y que todavía continúa sirviendo a la población.
Es decir, la petulancia y el engreimiento y la vanidad y la frivolidad por delante.

ESCOLLERAS: Todo, se entiende, para congraciarse más con la gobernadora.
Esteban Bautista, bajando a las cañerías.
Poniéndose al tú por tú con el alcalde de su pueblo.
Y como en días anteriores ellos dos se dieran tremendo agarrón, incluso, con Nahle de gira en el pueblo, Bautista exponiendo su nombre y prestigio en el infierno.
Simplemente, si su paisano edil le resulta incómodo e indeseable en el mismo Congreso existen otros caminos para proceder.
Incluso, el desafuero.

PLAZOLETA: Y, bueno, ya para calificar a su paisano, la primera autoridad municipal en Tatahuicapan como tonto y esquizofrénico, revela que Bautista ha perdido el control y la sangre fría y la mesura y la prudencia.
Además, manifiesta que con tantito tiene para enchilarse.
Digamos, como la mayoría de los políticos con “la mecha corta”.
Muy valientito anduvo un tiempo en contra de su antecesor, Juan Javier Gómez Cazarín, contra sus (posibles) cochupos y bastó un manotazo de Nahle para apaciguarlo.
Incluso, olvidar el tema.
Así, vaya, quedó igual como su paisano Cornelio Bautista (por cierto, el mismo apellido) y de quien aseguró tiene “una doble moral”. (lv)