Y José Ramón y Gonzalo López Beltrán.
Inverosímil.
A primera vista, los neófitos en la materia sentimos y percibimos que ninguna necesidad existió del amparo cuando, digamos, son ajenos al tráfico del huachicol.
Segundo, y como han cacareado en el obradorismo, “el que nada debe… nada teme”.
Tercero, y menos, mucho menos, en el caso de ellos con el Poder Ejecutivo federal de su lado y “hasta la ignominia” pues Claudia Sheinbaum Pardo debe la presidencia de la república a AMLO.
Y ni siquiera, por ejemplo, el presidente Lázaro Cárdenas del Río se atrevió a proceder en contra de los hijos de Plutarco Elías Calles.
Uno, gobernador de Nuevo León. Y el otro, ministro sin cartera y diputado federal.
Cuarto, con parte, la mayoría, del Poder Legislativo y Judicial del lado de AMLO.
Pero, bueno, quinto, el dicho popular es indicativo, “el miedo no anda en burro”.
Con todo, fuera de serie que el par de hijos de AMLO estén amparados.
Y “contra cualquier captura”.
Más, por el famoso tiempo sexenal de “la honestidad valiente y la purificación moral”.
Y de que nosotros “no somos iguales” a los priistas corruptos y corruptazos como les llamaba AMLO.
Y más, mucho más, con “tantos baños de pureza” desde “La mañanera”.
Caray, un caso semejante del ex gobernador de Tabasco y ex secretario de Gobernación, el senador Adán Augusto López Hernández con el famoso “H”, su secretario de Seguridad Pública.
En los casi setenta presidentes de la república nunca, jamás, los hijos de un jefe del Poder Ejecutivo federal estuvieron temerosos, ajá, de una detención.
Ni menos detenidos y sometidos a proceso penal.
En la versión trascendida que unos amigos de los hijos de AMLO se involucraron en el huachicol.
Y como también estuvieran en la mira, entonces, la mala vibra y el peor karma les puede llegar.
Sea como sea, resulta curioso el amparo del par de hijos.
Por cierto, una señora se arrodilló en el confesionario ante el sacerdote.
Y le contó la historia dura y ruda de dos de sus hijos.
Quejándose. Lamentándose.
Entonces, el ministro de Dios fue contundente:
“Son los monstruitos que creaste”.

2 (Que el amparo es falso…)

Un periodista de El Universal publicó el trascendido y acreditó el amparo a una jueza de Zacatecas.
Entonces, el CEN de MORENA lo desmintió.
Y negó toda solicitud judicial de amparo.
Digamos, a tono con la filosofía obradorista de que “si te cachan… te callas”.
Desde luego, resulta inverosímil que los hijos del ex estuvieran involucrados.
Pero, bueno, “caras y corazones vemos” e ignoramos su identidad.
Con todo, material suficiente para declararse víctimas de conjuras de los enemigos, opositores y adversarios de las tribus políticas de otros partidos “para desprestigiar a la familia del ex presidente de la república”.
La misma tónica sexenal anterior.

3 (La casa del jabonero)

En un país en el primer lugar mundial de corrupción…
Y en donde las tribus políticas han saqueado el erario…
Y la mayor parte de las ocasiones en la impunidad…
Y con la fama pública del saqueo político en todos los niveles y decibeles del poder público…
Se vive como “en la casa del jabonero donde quien no cae… resbala”.
Por más y más que “pueda curarse en salud” y “darse golpes de pecho”. Y jurando ser el más transparente de todos.

4 (La palabra del abuelo)

El abuelo aconsejaba: “Nunca te metas a las patas de los caballos corriendo en el carril porque te arrastrarán”.
Además, refiere el dicho popular: “No hagas cosas buenas que parezca malas.
Ni malas que parezcan buenas”.

5 (Calumnia que algo queda)

Con todo, está canijo que los hijos sean involucrados en el huachicol.
¿Embarrar a la familia presidencial?
¡Vaya enemigos políticos! (lv)