Yukio Mishima, Yasunari Kawabata y Ernest Hemingway… Los tres se suicidaron… Lo peor, luego del Nobel… Cuando todavía pudieron seguir escribiendo lumbreras…

CURVA PELIGROSA: Vaya, hasta Ernesto el Che Guevara, un gigante de la historia… Médico, asmático, que siempre cargaba un morralito con las medicinas, fue un héroe en Sierra Maestra, en Cuba, luchando al lado de Fidel Castro Ruz contra el dictador Fulgencio Batista… Y entronizado en el gobierno de La Habana decidió crear otro Vietnam en Bolivia… Y se fue, consciente, además, de que todo era adverso… Por ejemplo, un pueblo al que para nada interesaba liberarse de la dictadura militar… Y en su osadía fue detenido en la montaña boliviana y asesinado… Pocos gigantes literarios como el escritor Francis Scott Fitzgerald, el famoso autor de la novela “El gran Gatsby”… Alcohólico, llegó al grado de gatear en las cantinas y los restaurantes y las fiestas… Y su talento narrativo ahogado y estrangulado por la droga del alcohol…

AUTOPISTA DEL SUR: El caso, por ejemplo, del par de poetas franceses, Paul Verlaine y Arthur Rimbaud… Los dos se enamoraron con todo y que Verlaine estaba casado y con dos hijos… Incluso, abandonaron París y se refugiaron en Londres para vivir a plenitud la loca aventura sexual… Pero ambos eran celosos… Y violentos… A tal grado que Verlaine (diez años mayor) lo intentó matar con una pistola en un pleito amoroso… Verlaine terminó preso dos años y Rimbaud dejó de escribir, dejó de publicar, abandonó Londres y se perdió en el continente africano… Dotados de una inteligencia incandescente tiraron sus talentos por las cañerías del deseo sexual irrefrenable… Caray, el poeta Manuel Acuña fue rechazado por una mujer (Rosario de la Peña) y a los veintidós años tomó una botella con cianuro y se acostó a dormir esperando la muerte inevitable…

AUTOPISTA DEL NORTE: Incluso, la historia de Francisco I. Madero… Su señora madre y su hermano menor, Gustavo, le advirtieron y con pruebas ene número de veces que el general Victoriano Huerta, su protegido, lo traicionaba… Y conspirando con Félix Díaz, el sobrino de Porfirio Díaz Mori, y el Embajador de Estados Unidos en México, para derrocarlo… Y nunca Madero les hizo caso y ni menos tomó en cuenta, digamos, para investigar… Y Huerta lo ordenó detener y con sus policías trasladarlo a las goteras de la Ciudad de México y en donde le pegaron un tiro por la espalda y el tiro de gracia… Y al lado del vicepresidente, José María Pino Suárez… La confianza de Madero lo condujo a la muerte… Digamos, el mismo caso del presidente de Chile, Salvador Allende, con su secretario de la Defensa, Augusto Pinochet, y quien también lo traicionara… Y adiós al sueño socialista…

RECTA FINAL: La historia sórdida y siniestra del par de amantes de Cleopatra, la ambiciosa reina de Egipto soñando con también gobernar en Roma… Julio César creyó en la lealtad de los Senadores… Pero la intriga predominó entre ellos y se pusieron de acuerdo para asesinarlo… Y en el mismo Congreso uno de ellos lo mató a puñaladas… En tanto, el emperador Marco Antonio cayó seducido por los encantos corpóreos y habilidosos de Cleopatra y sus doncellas y el alcohol y el sexo lo debilitaron al grado de perder la guerra en altamar con Octavio… Frustrada, derrotada y sin amantes poderosos, Cleopatra se envenenó con la picadura de una víbora… Por cierto, interpretada en el cine por tantas artistas, entre ellas, la bellísima Elizabeth Taylor y actuando Richard Burton como Marco Antonio, quien tenía fama de tomar cada día una botella de whisky…

META: Ellos, y como todos los seres humanos, nacieron dotados de aptitudes y cualidades… Y supieron esculpir sus talentos… Y sacarle brillo y esplendor… Y aplicarse en sus espacios… Además, con disciplina, pues la disciplina (ya se sabe) “es la madre de la creación” como afirmaba el escritor Alfonso Reyes… Y aun cuando enfrentaron vacas flacas y vientos huracanados y torrenciales mantuvieron firme, inalterable, la voluntad… Soñando, incluso, con los famosos “molinos de viento” de El Quijote y Sancho Panza… Incluso, algunos historiadores aseguran que Benito Juárez no era tan inteligente como se afirma, sino que supo rodearse de los mejores hombres de su tiempo… Integrando el talento de ellos se volvió una constelación… La virtud del indito famoso de Oaxaca, saber sumar… Claro, luego cayó en la tentación reelectora presidencial, pero eso es otro cantar… (lv)