Mucho peor cuando el padre se desatiende por completo y deja la familia primaria a la deriva… Sin aportar un centavo para la manutención… Comer… Estudiar… Servicio médico… Pero por encima de todo, el cariño de uno y otro jefe de familia…

ROMPEOLAS: Por desventura, hay casos más duros… Por ejemplo, cuando el padre se vuelve migrante y parte a Estados Unidos, por referir la nación más socorrida y frecuentado por el éxodo… Entonces, en el otro lado, lejos de la familia, los fines de semana solos, y con varios meses encima, de pronto, ¡zas!, aparece la posibilidad de una relación… Incluso, con una mujer migrante ya del país y/o de América Central… Honduras, Guatemala y El Salvador…

ARRECIFES: Y como uno y otro están y viven solos en EU, la relación va madurando… Y cuaja... Y ni hablar, de pronto, la mujer queda embarazada… Y deciden procrear al hijo… Luego, otra vez embarazada… Y así se van… Es cuando, entre otros hechos y cositas, el padre da de baja (y sin avisar) la relación con la esposa y los hijos dejados en el país y/o en la entidad federativa… Y cero remesas enviadas… Y sin contestar el celular… Y sin conectarse con la familia para evitar le sigan el rastro… Con frecuencia, vaya, el padre allá cambia de ciudad y migra a otro estado…

ESCOLLERAS: Más, mucho más duro, cuando los años siguen caminando y el padre en la total irresponsabilidad aquí porque allá tiene nueva pareja y nuevos hijos… Se trata de una historia mil veces repetida… Y la vida para la familia aquí en Veracruz y/o en la nación continúa sumergida en el hoyanco… Son tantos los casos que, por ejemplo, bien merecería declararse un asunto de Estado… Asunto de Estado, por ejemplo, la terrible y espantosa desintegración familiar… Y en todos los órdenes…

PLAZOLETA: Por lo general, se festina que la vida es bella… Y, claro, lo es, en cada anochecer con la luna llena y en cada amanecer con el sol resplandeciente para patear el balón y empujar la carreta, aunque la carreta esté destartalada… El gran riesgo es que los hijos sin padre van creciendo “a la buena de Dios” y con tremendas privaciones… Y al mismo tiempo, deformaciones… Vacíos… Huecos emocionales y espirituales… Y de ñapa, hijos con resentimientos sociales y sicológicos canijos, a tal grado que los hijos terminan odiando al padre… (lv)