Desastre educativo
**Niños: a memorizar
**Nada de razonar
UNO. Desastre educativo
El peor desastre educativo es la obsesiva obsesión de los profes y, claro, de las secretarías de Educación Pública y de Educación de Veracruz, por enseñar a los niños a memorizar.
En vez de reflexionar. Pensar. Cavilar. Escudriñar los hechos y las circunstancias.
El alumno más brillante y aventajado, primer lugar en el Cuadro de Honor, es el mejor dotado para memorizar.
Incluso, aquel que suele repetir la tarea hasta con los signos gramaticales.
Una absurda y nada recomendable práctica pedagógica.
Peor, así, tal cual, ha sido desde la noche de todos los siglos.
DOS. Lo más cómodo…
Lo malo es que esa pedagogía suele repetirse en la escuela secundaria y hasta en el bachillerato.
Y delante del resto del salón, el profe felicita con enjundia y admiración al estudiante aplicado.
Claro, es lo más cómodo.
Vaya, nadie dudaría de que los primeros en un reaprendizaje educativo son, han de ser, serán, los profes.
Es más, nadie dudaría de que a ellos también los enseñaron a memorizar y la aplican “al pie de la letra”.
Casi casi los educandos como un robot. Un casete que los introducen en alguna parte de las neuronas y a repetir como chachalacas.
TRES. Adiós memoria prodigiosa…
Y, bueno, si alguien por ahí formula una pregunta capciosa a los chicos sobre el tema aprendido de memoria, si olvidan, por ejemplo, una palabra, una frase, una oración, en automático olvidan el resto del contenido.
Por eso es que, en Veracruz, por ejemplo, estamos lejos de ocupar los primeros lugares nacionales en aprovechamiento.
En contraparte, basta referir que una que otra escuela han ganado el premio nacional en bailable regional con “La bamba” y “El tilingo lingo”.
Veracruz, el país que sabe reír y cantar…
CUATRO. Prohibido pensar
Secretarios de Educación van y vienen y el sistema pedagógico de la memorización sigue igual.
Lo peor, sin que nadie se ocupe de remover la enseñanza para pasar a la reflexión. El análisis. La disección de los temas. Los pros y los contra.
Más, mucho más deja (aunque sea como figura mediática) lanzar campañitas en contra de la comida chatarra y el consumo de refresco de cola.
El país, vaya, en el primer lugar mundial en el consumo de refresco.
166 (ciento sesenta y seis) litros de refresco de consumo anual por cada habitante.
CINCO. Camino a la indignación crónica
El sociólogo del barrio asegura que a las tribus políticas les convienen un pueblo al que nadie enseñe a pensar y razonar sobre la vida cotidiana.
Ni menos sobre el estilo personal de ejercer el poder y gobernar.
Si así fuera, observan, entonces la población viviría cuestionando el arte de gobernar de los políticos y funcionarios públicos.
Y los días y los años se volverían un infierno pues todos y cada uno de los ciudadanos llegarían a la indignación crónica.
Ya de por sí, la protesta, la inconformidad social, las marchas, los mítines, la irreverencia, suelen irritar a la población afectada por culpa de los gobernantes. (lv)