en su gestión ha entregado más de 23 mil viviendas y afirmar que los trabajadores de PEMEX no ganan como deberí­an, rechazando los ataques de quienes califican de abultada esa nómina.

El evento de la conmemoración petrolera sirvió no para recordar el valor y la entrega de Lázaro Cárdenas ante los intereses extranjeros, de su firmeza y riñones ante las empresas de otras nacionales que mantení­an al paí­s con la bota en el cuello; este acto fue la gran representación del empoderamiento del PRI en los tiempos modernos. En los dí­as de Enrique Peña Nieto.

Fue al inquilino de Los Pinos a quien los empleados de PEMEX de las secciones 11, 10 y 31, de Coatzacoalcos, Mina y Nanchital, rindieron pleitesí­a, lanzaron porras, urras, parabienes y todo tipo de manifestaciones para endiosarlo como al máximo tlatoani.

El recuerdo del michoacano al que se le considera, junto a Benito Juárez, uno de los mejores presidentes de México, quedó relegado, pues, ni si quiera una foto de él se vio durante el video presentado durante el acto como parte de la celebración.

Los trabajadores, unos 3 mil, acarreados desde las nueve de la mañana, lanzaron porras a "Enrique-Enrique", a "petroleros, petroleros, petróleos", "Don Carlos, Don Carlos, Don Carlos". Es más, hasta el director de Pemex, Lozoya, salió glorificado ante las porras.

De general michoacano que dio una patada a las empresas extranjeras, que fue capaz de despertar el respeto del pueblo -hay documentales, relatos históricos, en donde se dice que los mexicanos apoyaron a pagar la deuda del paí­s con las empresas petroleras ofrendando sus bienes, animales, pollos, caballos, ganado, etc- ni un recuerdo por parte de los asistentes.

Ante los mandatarios de Nuevo León, Campeche, Tabasco, Veracruz, Oaxaca, Hidalgo y Nuevo León, Peña Nieto se dejó querer por parte de los empleados petroleros. Las porras incrementaron el furor cuando el ex gobernador de Edomex les pidió no temer, "nadie va a perder su trabajo con la Reforma Energética.

El gran coro de voces de obreros y empleadas de la paraestatal abrumaron al resto de los invitados especiales por su imponente sonoridad. Después de hablar y de pronunciar equivocadamente el nombre del complejo Cosoleacaque, de anunciar las inversiones y pintar el mejor panorama para la infraestructura petrolera -pese a que en el sitio era notorio la pintura fresca en las instalaciones, así­ como en dos solitarios depósitos de amoniaco- el Ejecutivo bajó del templete a saludar a la concurrencia. Tardó algo así­ como 10 minutos tomándose fotos del recuerdo con la clase trabajadora y con los polí­ticos presentes antes de abordar el Súper Puma de regreso al Altiplano.