En ambos casos, que porque la fiscalía general fue incapaz de probar la participación de ellos en el delito.
Con todo, incluso, que el último liberado, Luis Ángel N., reconoció participación en el crimen.
Y, bueno, por irregularidades en la carpeta obtuvo el amparo y dejó la cárcel.

PASAMANOS: Si es así, caray, la manifiesta incapacidad de la fiscalía general para procurar justicia.
Y justicia, además, como reza la leyenda mitológica, “pronta, rápida y expedita”.
Fernanda de Luna Ferral teme (y con razón de sobra) que los otros presos también sean dejados en libertad.
Y en un Veracruz, campeón nacional en secuestros, desaparecidos, feminicidios, asesinatos, fosas clandestinas, extorsiones y, claro, claro, claro, impunidad.

CORREDORES: Caray, “¡qué difícil es vivir!”.
Y más, la peor tragedia de la vida quedar expuesto a una injusticia (lo peor un crimen) y haya detenidos y de pronto, ¡zas!, liberados por la falta de pruebas aportadas por la fiscalía general.
Más cuando se entiende, en la fiscalía general han de existir los mejores abogados.
Y para ganar la batalla a los abogados de las otras partes.
El hecho resulta insólito: Un Veracruz con mucha, demasiada, excesiva población desencantada de la procuración de justicia.
Por un lado, la dura y cruda realidad de los malandros haciendo de las suyas.
Y como en el caso del crimen de María Elena Ferral, particulares, digamos, “haciéndose justicia (ajá) por mano propia”.
Y por el otro, meses y años para, quizá, quizá, quizá, la fiscalía general detenga a sospechosos y los someta a proceso penal y en el camino los deje en libertad.

BALCONES: Dice Fernanda de Luna Ferral: La verdad no creo que vayamos a obtener justicia para María Elena Ferral.
Muchos otros compañeros están en la misma situación.
Solamente exigimos lo que nos merecemos como víctimas: Respeto.
Y que estos casos no se caigan” (La Jornada México, Iván Sánchez, corresponsal).

PASILLOS: De los nueve detenidos por el asesinato de la reportera dos liberados.
La hija recuerda que “el gobierno del Estado acusó al exdiputado local, Camerino Basilio Picazo (mandamás en la sierra de Papantla) de la autoría intelectual del atentado.
“Y hasta el momento no ha sido detenido”.
He ahí, sin rodeos ni ambages, el estado de la justicia en el Veracruz de moda.
Cuitláhuac García, el ex, dejó ir el asunto. Le valió.
Ahora, en la era Nahle, la desesperanza de los familiares de las víctimas.
¡Vaya destino siniestro y sórdido para la población en los cuatro puntos cardinales del territorio jarocho! (lv)