Y ahora, ni modo, el amigo que era se ha vuelto inaccesible. Vuela en las alturas.
En el peldaño más alto de la pirámide del poder.
Y si antes, mucho antes, se le hicieron muchos favores, el amigo en la cúspide lo olvida.
Incluso, llega momento en que cree, está seguro, que era y es merecedor de muchos privilegios más.
Por eso, la filosofía social es contundente. Y está encerrada en otro adagio:
“Entre más lejos, mejor”.

DOS. Del corredor… no pasas

La vida es así “y qué le vamos a hacer”.
De entrada, porque el amigo encumbrado pudo seguir creciendo “haiga sido como haiga sido”.
En tanto, uno, los otros, los demás, “del corredor, como las macetas, nunca pasamos”.
El corredor de la casa fue el paradero final. El destino.
Entonces, nada aconsejable como sentarse en el corredor de la casa en un sillón de madera y ver pasar a los jefes superiores desde lejos.

TRES. ¡Bendito el Ser Superior!

Es el caso, por ejemplo, de los políticos. Y los empresarios, industriales y comerciantes notables y connotados. Y hasta de los deportistas del barrio que alcanzaron los laureles, la gloria y el incienso.
Ellos pudieron escalar.
Además, la historia suele favorecer a personas descollantes.
Solo existió, por ejemplo, un Ernesto Che Guevara, y como escribiera el intelectual francés, Regis Debray, era un gigante y los amigos bien pudieron treparse en sus hombres para mirar más lejos y estar, ser y trascender.

CUATRO. Los amigos cambian en cada etapa

El caso de los políticos (tanto mujeres como hombres) es intenso.
Por ejemplo, comprobado y probado está que unos fueron los amigos en la universidad.
Otros, en el inicio de la vida profesional. Otros, cuando se metieron de políticos. Y otros, cuando empezaron a connotarse.
Y otros más, cuando alcanzaron las alturas en el peldaño más alto de la pirámide del poder, por cierto, tan veleidosa y caprichosa.
Más todavía: otros son los amigos del político jefazo convertidos en socios, aliados y cómplices.
Y como dice un político “de medio pelo”, los más cercanos a un político “y a prueba de bomba” son los cómplices pues con ellos se hace el mayor número de negocios lícitos e ilícitos.

CINCO. El Judas de Jesús

Jesucristo, por ejemplo, el hombre más bueno del mundo, acertó con Juan Bautista, su primo, y hasta lo resucitó luego de ser decapitado por Herodes para entregar su cabeza en bandeja de plata a Salomé a cambio de noches de placer en su palacio.
Pero Jesús se equivocó con Judas, quien lo vendió por treinta monedas, y en un tris de equivocarse con san Pedro, quien antes de que el gallito bíblico cantara tres veces, le negó ante el soldado fenicio quien lo señalaba de estar al lado del Hijo de Dios.
Por eso, lo ideal es marcar una raya gigantesca de los amigos encumbrados. (lv)