Si ignora si el jefe y el par de policías actuaron por iniciativa y voluntad propia.
Y/o por órdenes superiores.
Digamos, el jefe de jefes policiacos. Un funcionario público superior. Un político.
Más cuando, por ejemplo, Cuitláhuac García dejó más de siete mil cuatrocientos desaparecidos.
Y cuando la desaparición forzada empezó a concitarse en Veracruz en el sexenio de Javier Duarte.
Y más cuando preso Duarte en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México lo pretendieron involucrar en la desaparición forzada y su equipo de abogados tumbó la decisión.
Y más con un Veracruz en el liderazgo nacional de fosas clandestinas, era Duarte, con “Colinas de Santa Fe” y en donde quedó constancia de que también fueron sepultados políticos incómodos e indeseables.
Y más con más de cuarenta Colectivos en Veracruz, integrados con padres con hijos y familiares secuestrados y desaparecidos, y buscando a los suyos.
Y más con tantos plantones en Veracruz y en el zócalo de la Ciudad de México de padres reclamando la aparición de sus hijos y “vivos… porque vivos se los llevaron”.
Y más cuando en la mayoría de los doscientos doce municipios hay fosas clandestinas.
Por eso, además, resulta raro y extraño que un ex jefe de Seguridad Pública y par de policías estén sujetos a juicio por desaparición forzada.
Delito grave, gravísimo, resulta inverosímil que actuaran solos, por su iniciativa y pistolas.
Pero, bueno, la conseja popular sostiene que siempre, siempre, siempre, “la cuerda se rompe por lo más delgado”.
Y que por lo regular, “pagan justos por pecadores”.
Silvestre N., Silvestre Medina Gasca, fue director de Asuntos internos de la SPP en el Duartismo.
¿Se mandaba solo?
¿Tanto poder policiaco y político y social tenía para llegar, digamos, a la desaparición forzada?
¿La fuerza policiaca y política le permitía hacerse justicia por mano propia y por encima de los jefes, jefes tan duros y con el puño firme, inalterable y absoluto?

2 (Veracruz de moda todavía…)

Con Javier Duarte, Veracruz en las grandes ligas.
Uno: las fosas clandestinas.
Dos: Veracruz “el peor rincón del mundo para el gremio reporteril”.
Tres: 19 (diecinueve) trabajadores de la información asesinados.
Cuatro: tres reporteros más desaparecidos.
Cinco: siete policías de Úrsulo Galván secuestrados y desaparecidos… hasta la fecha.
Seis: las trece edecanes de Xalapa desaparecidas luego de una noche tropical en Actopan.
Siete: los cadáveres tirados en la barranca de Emiliano Zapata.
Ocho: el auge de los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros.
Nueve: el Veracruz del “aquí no pasa nada”… cuando, claro, pasaba.
Diez: la chica y los cuatro chicos de Playa Vicente desaparecidos (hasta la fecha) en la carretera de La Tinaja a Tierra Blanca y en manos de policías quienes los entregaron al narco jefe de la zona de acuerdo con las versiones de entonces.
Once: la desaparición forzada. Lo peor de lo peor en un Estado de Derecho, aquel que en teoría garantiza la seguridad en la vida y los bienes. (lv)