Sismo en la Universidad Veracruzana
**La caída del rector
**La posibilidad...
ESCALERAS: En Xalapa hay un ejército académico de mujeres y hombres luchando por un ideal. Ellos únicamente sueñan con que la normatividad universitaria sea respetada.
Y respetada por el rector de la Universidad Veracruzana, posgraduado en la Sorbona de París, Francia, Martín Aguilar Sánchez.
El sociólogo que como investigador de la UV estudiara los movimientos sociales.
Y luego de estudiarlos y cuando ha ocupado la silla embrujada de las Lomas de Estadio, ultrajando la ley para reelegirse cuatro años más.
La silla que, aseguraba Eufemio Zapata, el hermano menor del caudillo del sur, Emiliano Zapata, está embrujada.
Y embrujada porque a todos (la mayoría, digamos, salvo excepciones) marea y enloquece. Y hasta lleva a la levitación.
PASAMANOS: El sociólogo que como investigador de la UV se pasara años y años en el cubículo con una lupa explorando las razones de peso y con peso de los movimientos sociales en Veracruz.
Y, caray, luego de tantas neuronas aplicadas para la mejor investigación, apenas, apenitas, se sentó en la silla embrujada de la UV, empezó a levitar.
Y ahora, levitando, convenciendo a la Junta de Gobierno, integrada por nueve notables, de su reelección.
Y por encima, de la ley.
De hecho y derecho, ultrajando la ley.
CORREDORES: El ejército académico (encabezado por trío de maestros aspirando a la rectoría y cuarteto de exrectores y estudiantes) cabildeando las posibilidades jurídicas para el revire en la prórroga a Martín Aguilar para tumbarlo de la silla.
Se ignora si todos ellos podrán impedir los cuatro más como rector.
Se ignora si tumbarán el acuerdo de la Junta de Gobierno y, claro, por el camino de la ley.
Se ignora, por ejemplo, si llegasen a huelgas de hambre y/o a un plantón permanente ante la rectoría y/o a la toma de facultades.
Pero ellos tienen confianza en sí mismo. Y esperanza en la aplicación de la ley. Y mucha fe en su cabildeo.
Y siguen empujando la carreta y pateando el balón y explorando zaguanes y remando la canoa.
El día cuando dejaran de luchar estarían perdidos. Y se reconocerían derrotados.
BALCONES: Al frente de los suspirantes por la rectoría, el doctor Jorge Manzo Denes.
A su lado, par de profesores. Una mujer y un hombre.
En la lucha, los exrectores Sara Ladrón de Guevara, Salvador Valencia Carmona, Víctor Arredondo Álvarez y Raúl Arias Lovillo.
Incluso, el doctor en Derecho, profe también en la UNAM, Salvador Valencia, documentando el espíritu jurídico ultrajado por Aguilar Sánchez.
PASILLOS: Con todo, Aguilar Sánchez es el dueño de la pelota.
El jefe máximo del poder académico.
Tiene de su lado a la Junta Académica, y en donde, se entiende, los nueve miembros fueron elegidos por él y por añadidura, le deben el cargo.
Además, de su lado, el senador guinda y marrón, Manuel Huerta, su compañero en el salón de clases en la facultad de Sociología de la UV.
Por eso, la lucha entre las partes se vuelve intensa.
El sociólogo de la izquierda, Martín Aguilar, obsesionada con la silla.
Y los opositores, empeñados en su derrocamiento. (lv)