Nadie duerme bien en Veracruz
**Miedo a balazos y tiros
**Pesadilla inacabable
UNO. ¡Qué difícil es vivir!
Desde hace unos quince años (Javier Duarte), en Veracruz, los días y las noches son duras y rudas.
Se vive y padece la terrible pesadilla de la vida.
La tranquilidad del paraíso terrenal se ha perdido.
La faena laboral se cumple con el miedo a los tiros y balazos.
Y en las noches se duerme, si se duerme, con “un ojo al gato y el otro al garabato”.
Al día siguiente, la población bien puede levantarse bostezando. Pocos, excepcionales, pueden dormir bien.
DOS. La paz, una utopía
Imposible dormir bien con tantos secuestros. Desapariciones. Y hasta en casa. Amenazas. Extorsiones.
Y cuando está de moda morir de un infarto y/o por el feroz ataque del colesterol, la desgracia se ha convertido en la compañera de las horas.
Feminicidios. Asesinatos. Escurridero de sangre. Fosas clandestinas.
La paz se ha vuelto un sueño. Mejor dicho, una utopía. La utopía que únicamente existe en el llamado imaginario colectivo. Digamos, la ficción.
Caray, millón de veces que los ministros de Dios en la iglesia católica se abstuvieran de pronunciar hacia el final de la misa la frase bíblica:
“Podéis ir en paz”.
Peor tantito: en el Registro Civil bien pudieran prohibir poner el nombre de “Paz” a bebés, mujeres y hombres, pues significa una vacilada, “tomadura de pelo”.
TRES. Más de mil niños huérfanos
Cada día, la apuesta de si se logrará el milagro de llegar vivos a la noche.
Y antes de acostarse, la apuesta a si se podrá vivir hasta el día siguiente.
Veracruz, por ejemplo, campeón nacional en feminicidios.
Y lo peor entre lo peor, más de mil niños huérfanos de madre.
Y sin duda, niños huérfanos a la deriva social, pues así queden en manos de los tíos y/o los abuelos, nunca es ni será igual la ausencia de la madre.
Y del padre, claro.
CUATRO. Principio de Peter
Difícil entender y comprender las razones de peso y con peso de tantos crímenes.
Si será, digamos, porque los malandros siguen ganando la batalla a la autoridad.
Y/o si porque la autoridad simplemente está rebasada y “atrapada y sin salida” en el denominado Principio de Peter.
Incluso, los padres y los mayores sin ofrecer una respuesta convincente a los hijos quienes de unos catorce años para abajo solo han escuchado en sus vidas hablar a los demás de violencia.
Y, claro, hasta ser testigos de cadáveres arrojados a la orilla de los caminos y carreteras y flotando en los ríos y lagunas y hasta en el Golfo de México.
CINCO. Un lujo vivir sin sorpresas fatales
Pasar un día y una noche sin sobresaltos se ha vuelto un lujo.
Y aun cuando “el amor es más fuerte que el sufrimiento” (Sara Awad), el dolor por un familiar secuestrado y desaparecido a nadie se le desea.
Ni al peor enemigo, vaya.
Las horas del día y de la noche en la incertidumbre y la zozobra pensando si el familiar plagiado estará bien.
Si le darán de comer en tiempo y forma.
Si lo estarán torturando.
Si tomará sus medicamentos.
Si podrá bañarse.
Si estará vivo.
Y/o muerto.
Un infierno llamado Veracruz. (lv)