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Escenarios
Viernes 08 agosto, 2025

Pobre y rico

**Abrazar árboles
**El vuelo de gaviotas
**Ser dichosos

UNO. Pobre y rico

El viejito del barrio es un hombre pobre. Y al mismo tiempo, se cree y siente un hombre rico. Y cada día y noche los trota como un hombre dichoso y feliz.
Una mañana, por ejemplo, se acercó a un vecino y le pidió cincuenta pesos.

--¿Para qué quieres 50 pesos? inquirió el vecino.
--Para comprar mi cafecito y un pancito.
--¿Con 50 pesos, en dónde?
--En la fondita de la esquina.
En cada amanecer, el viejo redescubre el paraíso terrenal gravitando alrededor de la vida.

DOS. Panteón de olas en el fondo de la playa

Don Eustolio (así se llama) percibe la dicha mirando y admirando sentado en la arena en la playa y de cara al Golfo de México el vuelo de las gaviotas con marcialidad.
Y en las olas desembarcando en la playa y que de seguro habrán construido un panteón de olas en el fondo de la playa.
Y aplaudiendo a los pescadores tirando las redes al mar para pescar y llevar la despensa, el itacate y la torta a casa para los suyos.
Toda su vida el viejito caminó con un par de zapatos (uno de color negro y otro café) y dos muditas de ropa y que una usaba mientras la otra era lavada.
Ahora, su riqueza es la naturaleza.

TRES. Abrazar los árboles

Hay mañanas cuando las horas son favorables sin lluvia ni chipi chipi, sin viento ni frialdad para su asma.
Entonces, en el parque de la esquina pasa las horas abrazando a los árboles para chupar el néctar y la savia en franca competencia con los colibríes.
Luego, incluso, se tira en el pasto para absorber la química de las rosas blancas sembradas y deja que las palomitas merodeando alrededor bien pudiera posarse en su cuerpo.

CUATRO. La riqueza de cada minuto

Nada para el viejito gozar y perpetuar el instante tomando cafecito negro y de olla y sintiendo el calorcito que va dejando en su viaje al interior biológico.
Lo toma sorbo a sorbo. Despacio. Lento. Pian pianito.
A veces, leyendo los titulares de la prensa. Otras ocasiones, leyendo las páginas de un libro. Por lo regular, una novela. Un cuento. Un libro de poemas.
La riqueza de sus instantes combate la pobreza económica de su vida.
Y lo más dulce… olvida la precariedad por completo.

CINCO. Es pobre y vive como rico…

Y más, porque le late en las neuronas y el corazón la anécdota del hombre refunfuñando contra todo y todos.
Entonces, en una esquina se topa con un hombre ciego pidiendo limosna.
Y en la siguiente esquina otro hombre manco extendiendo la mano para “una limosnita por el amor de Dios”.
Y en la próxima otro hombre sin un pie también solicitando un mendrugo.
Y el hombre berrinchudo, y quien tiene ojos, brazos y pies, descubre razones poderosas para vivir sin maldecir ni renegar de nadie. (lv)


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