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Malecón del paseo
Jueves 07 agosto, 2025

Escribir cartas

**Y a mano
**Dicha y felicidad

EMBARCADERO: Nada más fascinante que escribir cartas... Y a mano... Por desventura, es una antigua cultura en desuso... La tecnología ha empolvado y archivado la práctica... En su lugar, correítos electrónicos... Whatsaap... Videoconferencias... Videollamadas... El Internet, pues... Pero escribiendo cartas con un lápiz (para borrar los errores y desaciertos) y/o un lapicero se alcanza la plenitud de la vida

Más si cada frase se pronuncia en voz alta para escuchar el tropel de las palabras… Y de paso, imaginar la reacción de la persona a quien se escribe…

ROMPEOLAS: En los ranchos y pueblos rurales se aprende pronto, en la infancia, digamos, a escribir cartas… Más, mucho más, cuando parte de la familia se va… Incluso, cuando nunca vuelve… Entonces, la madre, el padre, suelen dictar una cartita escrita a mano a un hijo para enviarse, y a otro hijo, un familiar lejano viviendo en otra región, los abuelos… Cada quincena, por ejemplo, aquella madre solía escribir a casi toda la familia… Y una carta para su señora madre… Y otra al padre… Y otras para los hermanos… Entonces, la hija se volvió a los diez años una experta escribiendo cartas dulces, tiernas y amorosas…

ARRECIFES: Luego, cumplía el ritual… Se iba a la oficina de la secretaría de Comunicaciones y Transportes a depositar la carta en el correo… Después, a esperar con la madre la respuesta que también llegaba en una cartita escrita a mano con las novedades en el pueblo… Famosa aquella anécdota de Gabriel García Márquez cuando vivía en París y esperaba una cartita de los amigos de Colombia a quienes solicitara un préstamo pues, entonces, se mantenía, y mal, cantando boleros mexicanos en los autobuses de pasajeros… Y para redondear los centavos, levantando botellas vacías de cerveza para venderlas…

ESCOLLERAS: Y el día cuando la carta llegó con los centavitos nada encontró… Y es que la cartita traía doble fondo escondiendo los billetes… Y la tiró… Y al día siguiente, recibió otra carta donde los amigos, con Plinio Apuleyo Mendoza al frente, le explicaban la forma como habían escondido la lana… Y el Gabo enloqueció hurgando en el cesto de la basura la carta anterior… Y que por bendición de Dios logró encontrar… Famosa la canción de Pedro Infante de “cuando recibas esta carta sin razón, Eufemia/ ya sabrás que entre nosotros todo terminó/ y seguimos como amigos”…

PLAZOLETA: En el pueblo Demetrio, el cartero, era el hombre más conocido… Respetado… Y admirado… Solía entregar las cartitas en las casas… Y en forma directa al interesado… Incluso, montón de enamorados con la novia ausente lo asediaban preguntándole de cartita para ellos… Una chica fue guardando las cartitas de su amor durante más de un año y cuando terminaron de sopetón descubrió que tenía más de quinientas cartas… Y a todas, en una especie de ajuste de cuentas, les prendió fuego en una noche tibia y fresca en el patio de su casa… Y acompañada de amigas para evitar la soledad… Y una botellita de whisky para curar las penas… (lv)


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