Por ejemplo, la identidad y los nombres y las sentencias de los presos vinculados con la delincuencia organizada y que como en Tuxpan, actuando como cogobierno.
El gobierno oficial.
Y el gobierno de ellos.
Entre otras, y como en Tuxpan, cobrando el llamado “derecho de piso” al resto de los reclusos.
El cogobierno en los Centros de Prevención y Readaptación Social es histórico.
Más, mucho más, a partir de la fuerza de los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros.
Vaya, la fama pública de que en muchos penales de plano, de plano, de plano, gobiernan los malos.
Ellos, adueñados del director del penal.
Y en muchos casos, hasta de la dirección de Prevención Social como, por ejemplo, fue en el sexenio de Fidel Herrera Beltrán.
Y si la SPP…
Y la Guardia Nacional…
Y los soldados…
Y los marinos… le entran “duro y tupido” a la, digamos, purificación penitenciaria en el Estado jarocho, entonces, un gran logro social.
Más, cuando el pendiente está bullendo desde hace varios sexenios.
La fama pública, por ejemplo, de que desde los penales los malos siguen operando.
Entre otros hechos y cositas, a través del celular y que la mayoría de reos andan con su aparatito tecnológico.
Y el celular, incluso, hasta para el secuestro y desaparición de personas.
En los penales, la fama pública del manejo de los negocios a cargo de los malosos.
El cobro del derecho de piso.
La prostitución.
El tráfico de droga.
Y de alcohol.
El negocio de la fondita.
Y de la tiendita de abarrotes.
En tiempos sexenales anteriores en el país, la fama de que los alcaides permitían a los malosos salir en las noches para operar sus cositas y regresar antes del amanecer.
Los penales, convertidos en escuelas y con posgrado de criminalística.
La hora, pues, digamos con optimismo, de la gran reforma penitenciaria en Veracruz y hasta como modelo nacional.
¡Hosanna, hosanna!

2 (Ningún gobernador ha “agarrado el toro por los cuernos”)

Hasta donde se sabe si bien se sabe, ningún gobernador (a) se ha ocupado de un operativo penitenciario en los reclusorios para disminuir, atenuar, desaparecer, exterminar el cogobierno.
Igual como en el gobierno priista (más de setenta años en el poder presidencial), el cogobierno sigue dominando hoy en los penales.
Desde luego, por ahí siguen combatiendo a los malosos en las calles y avenidas y pueblos y ciudades y demarcaciones y comarcas.
Pero, caray, estando focalizados en las prisiones, pareciera, incluso, una concesión oficial a los carteles.
A menos, claro, que ninguna tribu política haya tenido ni tenga voluntad política, social y penal para proceder.
Los penales, de hecho y derecho, un feudo de poder de los malosos.
3 (Los penales en México)
En una película, el actor Luis Felipe Tovar interpreta a un villano en una cárcel.
Es el jefe máximo en el reclusorio.
Por encima del alcaide.
Maneja los negocios ilícitos y lícitos.
Vive en el penal como un príncipe.
Y, claro, con el visto bueno del director a quien tiene sometido con prebendas económicas fijas y cada mes.
Simplemente, la historia de los penales en México.
Y sin duda, en el resto de América Latina y el mundo.

4 (Complicidad oficial)

Tanto poderío tiene los carteles ante las tribus gobernantes que se han adueñado del manejo del sistema penitenciario.
Indicativa y significativa, la complicidad oficial.
Por eso, el motín en el penal de Tuxpan.
Los presos, hartos de pagar el derecho de piso a los presos malandros.
Ocho muertos (y que en ningún momento fallecieron por un pardo cardiaco) y diez heridos.
A ver si así el manotazo del gobierno de Veracruz en las cárceles como, digamos, pareciera con el operativo en Poza Rica.
Más de veinte reclusorios en Veracruz.

5 (Vivir de promesas, ajá)

Pero, bueno, ahora cuando “Veracruz está de moda” por los muertos por infarto y los miserables y los zopilotes, la purificación penitenciaria nacional bien podría inaugurarse desde aquí. (lv)