Y si parten de vacaciones al otro lado del mundo que para celebrar años de matrimonio es con el salario propio… Sin desviar, nunca, nunca, nunca, el erario…

ROMPEOLAS: La política hoy tiene, además, otras características… Si en la cancha política de los enemigos, adversarios y opositores aparece un señalamiento de amistades peligrosas (como les llaman) con los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malosos y malandros, entonces, las elites políticas defendiéndose entre sí… Incluso, entrando a la Basílica de Guadalupe de rodillas y con las manos extendidas y los ojos virolos mirando al cielo abogando por el compañero acusado de malandro…

ARRECIFES: En el viaje esotérico durante seis y cuatro años en el poder público, los políticos inmolándose delante de todos… “Soy transparente… Soy honesto… Soy fiel a mi esposa y respetuoso de mis hijos… Nunca he tenido “una movida” por ahí… Soy hombre de casa y en la casa… Vivo con austeridad… Lejos de la ostentación”… Etecé… Etecé… Y al mismo tiempo, en rara y extraña coincidencia, sensible a elogios y loas… Y competencia feroz entre los suyos, los subordinados, los empleados de la oficina, para tirarles cargamentos de incienso… Camino a los altares de la purificación social y política, moral y ética…

ESCOLLERAS: Por eso, en la locura humana, Calígula exclamaba del siguiente modo: “Hay días cuando me siento dios”… Y cuando Cleopatra, la reina de Egipto, mató a un hermano y encarceló a una hermana para adueñarse del poder a la muerte del padre… Y con “el dulce bamboleo de sus caderas” como la chica de Ipanema sedujo a los emperadores Julio César y Marco Antonio en el tálamo para adueñarse del poder en Roma… Desde entonces, antes quizá, quedó manifiesto que en la política únicamente “se avanza” cuando “los criados” (así les llamaba Octavio Paz Lozano, Nobel de Literatura) declaran su dios al jefe político… Díceres, dimes y diretes de por medio…

PLAZOLETA: Así son los políticos… Forma parte de su naturaleza humana… Unos más… Otros menos… Pero todos con el mismo eje rector en sus vidas… Y, claro, para sobrevivir en un mundo frívolo y ególatra se necesita mucho, demasiado estómago… Al grado de perder la dignidad sometiéndose al patroncito y/o a la madrona y hasta a la familia… El esposo y los hijos… Los compadritos… Los socios… Los cómplices… (lv)