¡Qué difícil es vivir!
1 (Quince años esperando un Veracruz pacificado)
¡Qué difícil es vivir en Veracruz!
Por ejemplo: El jueves, los malandros rafaguearon la comandancia policiaca de Omealca.
En el trascendido, un muerto.
En automático, los elementos de las secretarías de la Defensa Nacional...
Y de la Marina...
Y de la Guardia Nacional
Y de la secretaría de Seguridad Veracruz del gobierno del Estado, pasando lista.
Las corporaciones policiacas siguiendo a los carteles y sicarios.
En Álamo, la profesora jubilada, Irma Hernández, fue secuestrada.
Desaparecida.
Y asesinada.
Además, redondeaba la pensión trabajando como taxista.
Y acuñando mensaje a los taxistas: "Compañeros, paguen su cuota como debe ser o van a terminar como yo".
Ahora, la Fiscalía General de Veracruz acuña frase bíblica:
No habrá impunidad.
No habrá impunidad.
No habrá impunidad.
No habrá impunidad.
Ta´gueno.
¡Bienaventurados quienes crean!
Y en el centro de Veracruz, más y más y más desaparecidos.
En la comarca Orizaba y Córdoba.
A un ladito de Omealca, el pueblo bombardeado en la comandancia.
Así lo documenta la activista Aracely Salcedo.
La madre de Fernanda Rubí, secuestrada en una discoteca de Orizaba en el primer año del sexenio de Javier Duarte y Ochoa.
Ella, continúa luchando porque Veracruz sea pacificado.
Sin personas plagiadas.
Sin desapariciones.
Sin desaparición forzada.
Sin escurridero de sangre.
Sin fosas clandestinas.
El sueño. El legítimo sueño.
La posibilidad.
El ideal buscado y esperado en Veracruz desde hace quince años.
Tres lustros que lleva la población jarocha en la esperanza social.
Y, bueno, quince años de espera generan una población pesimista, agnóstica, incrédula, decepcionada y desalentada con las tribus políticas sexenales.
Sean hombres.
Mujeres.
Fantasmas.
La realidad detestable es una sola:
Vivir en medio de tiros y balazos.
Secuestros y desapariciones.
Extorsiones.
Escurridero de sangre.
Fosas clandestinas.
Y desde luego, impunidad.
2 (Un Veracruz temeroso)
Palabras mayores, de grandes ligas, el rafagueo de los malandros a la comandancia de Omealca.
Casi casi como en los tiempos estelares en Culiacán, la ciudad del país donde los habitantes alcanzan el peor entre los peores miedos, temores y pánicos.
Y/o en su momento, como en Tijuana y que hasta una película existe en la materia, "Los gringos hunters".
Y, claro, ninguna persona serena y reposada argumentaría que el bombardeo del sicariato en Omealca es "un hecho aislado".
Ni menos, agarrarse de ahí para jurar y perjurar que "en materia de seguridad vamos bien, muy bien".
Y que "en materia de inseguridad hemos avanzado mucho, muchísimo".
El hecho de que los carteles y carteles estén rafagueando comandancias expresa la ingobernabilidad y el libertinaje y las batallas perdidas de las corporaciones policiacas.
3 (El video de la profe asesinada)
Impacta, deprime y angustia el video donde la profesora jubilada, Irma Hernández, de Álamo, aparece arrodillada ante varios sicarios, encapuchados (unos ocho, nueve, diez) leyendo un documento.
Secuestrada, desaparecida y asesinada.
En el Veracruz donde "vamos a cuidar a las mujeres" según jurara y perjurara Nahle, la góber "más jarocha que "La bamba".
He ahí el grado de saña, barbarie, alevosía, ventaja y premeditación a que hemos llegado.
Y, por añadidura, evidenciado al cien por ciento el denominado Estado de Derecho, aquel garantizando la seguridad en la vida y los bienes. (lv)