Amigos en la vejez
**Lo más importante
**La salud mental...
ESCALERAS: En la vejez, nada más importante que los amigos. De acuerdo con el sicólogo de cabecera, los amigos favorecen la salud mental, emocional y física.
Por eso, prioridad número en la vida es conservar a los amigos (si tal fuera posible) de la infancia y la adolescencia.
Simplemente, por considerarse los amigos más desinteresados.
Incluso, en la juventud. Quizá, quizá, quizá, hasta en el salón de clases de la universidad.
Un milagro amigos “a prueba de bomba” en la chamba. El taller. La fábrica. La industria. La oficina. El surco.
Pero amigos (ojalá, ojalá, ojalá y con un milagro) “a prueba de bomba”.
PASAMANOS: En el siglo pasado, los poetas populares canturreaban que un amigo “es el otro yo”.
Juntos, en las buenas y las malas. Y hasta que “la muerte los separe”.
Con todo y que el Nobel de Literatura, Octavio Paz Lozano, escribiera que tanto en una pareja de casados como de amigos (o más), uno solo está por cariño, afecto y amor.
Y los otros, con sentido patrimonial a ver qué diablos sacan del otro y de los demás.
CORREDORES: Para los amigos, la vida es recíproca. El lema universal es el siguiente: Te doy y me das. Te apoyo y me apoyas. Me auxilias en los días malos y te auxilio yo también.
Famosa aquella frasecita bíblica de que “un amigo es aquel que se quita la camisa para darla al otro”.
Casi casi como la intensa y loca búsqueda de Diógenes en las calles de Grecia buscando con una lámpara prendida y al mediodía y con sol al Hombre Ideal.
El Hombre Puro.
El Hombre con principios, ideales y valores.
Y, claro, nunca, jamás, lo encontró.
Fue la suya una ilusión utópica.
BALCONES: En el barrio hay un hombre enfermo. De unos 85 (ochenta y cinco) años. Entra y sale del hospital. En las noches, lo velan, pendiente de las reacciones corpóreas.
Los vecinos, rezando. Pero indicativo y significativo, cada noche, por lo regular, un automóvil estacionado.
El montón de amigos que se van turnando para estar a su lado en las horas nocturnas. Y vigilantes de sus necesidades y achaques.
Son los amigos, dice, de la infancia y la adolescencia en su pueblo rural.
Amigos simple y llanamente en el concepto más limpio y puro de la vida.
PASILLOS: Los viejitos, que tanto han vivido con vientos favorables y en contra y con tiempo fértil de vacas flacas y casi casi estéril de vacas gordas, aseguran que el único patrimonio de los seres humanos son los amigos.
Los amigos plenos.
Y es que, con frecuencia, de un tiempo biológico para acá, los amigos son como dice el proverbio popular:
“Los únicos que traicionan en la vida son los amigos porque los enemigos enemigos son”.
Y, caray, sucede que los peores enemigos se vuelven los amigos más leales, firmes, inalterables y fieles.
Y de ida y vuelta. (lv)