Podredumbre política
**En los partidos
**Líderes, dueños de la vida
UNO. Partidos, coalición de intereses
Más que partidos políticos, los partidos políticos son “una coalición de intereses”. Y personales.
Los intereses políticos, económicos y sociales de los líderes nacionales, estatales y municipales en turno.
Los intereses de los presidentes de la república, gobernadores y alcaldes en turno.
Los intereses de los empresarios que suelen financiar campañas políticas y con objetivo cien por ciento patrimonialista.
Los intereses de los compadritos, amiguitos, socios, cómplices y aliados de los jefes políticos en turno para hacer negocios, por ejemplo, con la obra pública y las empresas fantasmas.
DOS. Intereses hasta de las Barbies
Los intereses de los familiares de los políticos en turno.
Los intereses, vaya, de las barbies en turno de los jefes políticos.
Siempre ha de recordarse la frase bíblica de un presidente municipal priista:
“Dejé de ser alcalde y dejé de ser pobre”.
Los jefazazos de los partidos políticos, manipulando el concepto de Estado y de gobierno y con intereses económicos.
En los más de setenta años de gobierno priista, México fue encumbrado en el primer lugar mundial de la corrupción.
Y la mayoría de actores pillos, ladrones y corruptazos en la impunidad.
Igual, igualito, cuando Plutarco Elías Calles impusiera a cuatro presidentes sucesores.
Y cuando Calles creara el partido abuelito del PRI, el Partido Nacional Revolucionario.
TRES. Todo sigue igual
Indicativo y significativo, desde entonces, en el primer tramo del siglo pasado, nada ha cambiado.
Nada más que ahora las elites morenacas se asestan “golpes de pecho” declarándose puros entre los puros y repitiendo como cantaleta que “no somos iguales” a los priistas y panistas.
Claro que no son iguales.
Son peores.
Y de ñapa, cínicos, “curándose en salud”.
CUATRO. Dueñas del día y de la noche
Las tribus políticas, dueñas del poder público, económico y social.
Educativo y de salud. Y propietarias de las corporaciones policiacas y de la procuración de justicia.
Ninguna telenovela como “Odorico Cienfuegos” en el retrato del poder político.
Y ni se diga, el par de filmes cinematográficos del cineasta Luis Estrada con las películas “La ley de Herodes” y “El infierno”.
En “El infierno, un jefe narco se convierte en presidente municipal.
Y en “La Ley de Herodes”, un gobernador que pierde la candidatura presidencial ordena asesinar al candidato y le fallan los sicarios.
Y un alcalde enviado a un pueblo indígena modificando la Constitución Política para aumentar el tiempo edilicio a veinte años y con el legítimo derecho a reelegirse en cuatro ocasiones.
Simplemente, la podredumbre económica, social, moral y ética de las tribus políticas.
CINCO. País jodido
Cierto. En muchos casos hay obra pública. Y al mismo tiempo, obra de infraestructura menor.
Las cuadras de una callecita pavimentada. Un saloncito de clases en una escuela. El agua potable en una comunidad.
Un parquecito en un barrio. Las lámparas callejeras operando.
Pero al mismo tiempo, la estadística es desalentadora:
Seis de cada diez habitantes en el país son pobres.
Viven en la miseria y la jodidez.
Desempleados. Subempleados. Con salarios pichurrientos. Y migrando a Estados Unidos y Canadá.
La calidad de vida de las familias, “por los suelos” y en el suelo.
Los partidos políticos… una simple coalición de intereses patrimoniales de los jefes superiores, anexos y conexos. (lv)