mexicanos.
Y por añadidura, digamos, a los migrantes de América Central, Honduras, Guatemala y El Salvador.
En el filme una policía de elite de Baja California tiene como chamba superior buscar y perseguir a los norteamericanos asesinos, violadores, traficantes de droga y lenones, refugiándose en México para evitar su captura en el país vecino.

DOS. Gringos salidos del infierno

En doce capítulos desfilan los casos de gringos salidos del infierno y cometiendo todo tipo de fechorías.
Asesinos seriales, por ejemplo, con más de veinticinco crímenes.
Traficantes de droga. Lenones deteniendo a mujeres migrantes para casas de prostitución, bares y antros y casas de cita VIP de mesalinas.
Gringos jefes de bandas delincuenciales con malandros mexicanos a sus órdenes.
Chicas de EU de hasta de diecinueve años que en grupo se prostituyen en centros de diversión en EU y emborrachan a los clientes y los roban y hasta en sus mansiones.
Y luego, huyendo a México con otra identidad para esconderse.

TRES. Asesinos seriales

Vaya, asesinos seriales con más de treinta crímenes convertidos en comerciantes como un tipejo hasta panadero, un simple y sencillo vendedor de pan en Tijuana.
Y desde Tijuana, seis policías con trayectoria profesional y experiencia comisionados para su identificación y captura.
En un Estados Unidos donde el presidente Donald Trump se la pasa acusando a los migrantes mexicanos de asesinos y violadores.
Y de ñapa, que quitando el trabajo a los norteamericanos cuando los migrantes desempeñan la chamba rechazada por los gringos.

CUATRO. Policías con pendientes existenciales

A cargo de tal operativo están seis policías.
El jefe uno, a quien asesinan, un ludópata que en las noches la pasa jugando cartas, barajas y naipes.
Otro jefe, divorciado, con una hija, y una amante.
Una mujer policía y detective, divorciada, con un hijo y un amante.
Otra mujer policía y detective y especializada en Internet para seguir la pista de los gringos malosos, soltera y autista.
Y otros dos policías, jóvenes y solteros, y entregados a la chamba al cien por ciento.

CINCO. Sórdido jefe policiaco

Caray, el jefe de todos ellos un policía político y/o político policía susceptible de alianzas siniestras y sórdidas con los malandros.
Incluso, con empresarios de bienes raíces ligados a cuestiones financieras bajo sospecha.
El poli, de comandante superior a director de Seguridad Pública en Tijuana y proclive a emboscar y matar al policía sublevado.
En el centro de la serie fílmica, un sacerdote que se hace pasar como un santo, pero que cuando inició en su pueblo y fue presbítero solía proteger a los curas pedófilos.
Encima de todo, la justicia poética de los seis policías de Baja California cazando a gringos malandros. (lv)