**El periodismo es sagrado
**Unos se van de voceros
**Nunca vuelven al oficio
**Miel a políticos
BANDERAZO DE SALIDA: De acuerdo con el viejo periodista, los reporteros se forman gastando la suela de los zapatos en el día y desgastando la espalda en la tarde noche ante la computadora... Pero más, mucho más se forman y con altura de miras ante la adversidad... Por ejemplo, cuando abanderan la causa periodística en defensa de la justicia... Y en defensa de la libertad y la dignidad humana... En defensa de las mujeres víctimas de feminicidios... Y de los desaparecidos... Y en defensa de los trabajadores despedidos de forma arbitraria y tratados de manera dictatorial... Y cuando rascan debajo de las piedras las manchas negras de las tribus políticas
Y cuando evidencian la palabra oficial y la reviran con argumentos, pruebas y documentos… Y cuando nunca, jamás, se doblan ni arrodillan ante los políticos poderosos, sean hombres o mujeres…
CURVA PELIGROSA: De poco o nada sirve a un diarista correr atrás del político para meterle la grabadora en la boca y sacar la declaración… Ni tampoco lanzando incienso al jefe político máximo… Ni menos tirándose a su piso cuando pasa enfrente… Por el contrario, la vida reporteril se enriquece cuando se acompaña a los Colectivos integrados con padres con hijos y parientes secuestrados y desaparecidos a buscarlos en un lote baldío y/o en una fosa clandestina… Y cuando se permanece al lado de unas personas en plantón reclamando la procuración de la justicia… Y cronicando todos los días su lucha cotidiana… Vaya, el riesgo de un tecleador cubriendo la información de los políticos está en terminar volviéndose una especie de amanuense… Y lo peor, cuando el informador se transfigura en un feligrés de su capilla y llega a la idolatría…
AUTOPISTA DEL SUR: Son errores que en el oficio suele caerse… Por ejemplo, dejar la prensa para volverse vocero y/o jefecito de prensa de un político… Así se caiga como Joseph Goebbels en ministro de Información de Adolf Hitler… De entrada, la identidad del redactor totalmente perdida para adorar a su dios terrenal, el jefe político… Segundo, cambiar la historia de cada día por escribir boletines… Tercero, para entrar en debate con los periodistas y columnistas evidenciando al jefe… Claro, claro, claro, distancia kilométrica entre el salario de un tecleador y el salario como vocero… Y ni hablar, el billete manda… Pero en el fondo, y en el diarista con auténtica vocación se trata de una traición a sí mismo… Hacia el final del periodo constitucional, el político bien puede seguir escalando peldaños en la pirámide del poder y el reportero volver (ojalá) a lo suyo…
AUTOPISTA DEL NORTE: Los grandes periodistas respetados y respetables (Alfonso Valencia Ríos, Bartolomé Padilla y Zepeda, Francisco Gutiérrez González, Ricardo Rubín Pulido, Julio Scherer García, Vicente Leñero, Elías Chávez, Francisco Ortiz Pinchetti, Ángel Trinidad Ferreira y Francisco Cárdenas Cruz, por ejemplo) nunca fueron jefes de prensa de un político… Tampoco de una organización… Ellos trascendieron y dejaron huella por contar historias con dignidad… Y en el ejercicio pleno de la libertad… Don Alfonso Valencia, por ejemplo, enriqueció la mirada reporteril como maestro y director en la facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana, hoy de Comunicación… Cada uno con su estilo todos dejaron huella imborrable, memorable y citable para estar y ser en el oficio… Un oficio tan menospreciado por las tribus políticas obsesionados con someter a cada contador de historias…
RECTA FINAL: Algunos periodistas convertidos en voceros nunca regresaron al diarismo… Incluso, egresados de la Facultad de Comunicación, antes Periodismo, de la Universidad Veracruzana… Entre otros, Víctor Cuauhtémoc Naranjo con los gobernadores Fernando López Arias y Rafael Murillo Vidal… Ignacio Oropeza (Dante Delgado)… Alfredo Gándara (Fidel Herrera)… Gina Domínguez (Javier Duarte)… Cecilio García y Miguel Guevara Rascón (Agustín Acosta Lagunes)… Socorro Aubry (Gerardo Poo)… Víctor Cisneros (Éric Cisneros)… Ellos, quizá, repitiendo la filosofía de vida de la actriz Julia Roberts en el filme cinematográfico “Mujer bonita”: “Quiero más”… Más querían… Unos, siguieron en la política… Otros, en tareas laborales… Claro, el oficio es mal pagado… Y en todas las latitudes del mundo… Suele trabajarse mucho y el salario es bajo… Y hasta pena confesarlo…
META: En los años fértiles, el periodismo ha de vivirse con intensidad… El mismo ímpetu, por ejemplo, como un albañil pega los ladrillos en la pared de la casa en proceso de construcción… El reportero pega palabras y frases en la computadora… En la juventud y la madurez el oficio con los ideales y los principios y los valores con el acelerador metido hasta el fondo… Luego, por los hijos conviene moderarse… Con todo, el periodismo es el único patrimonio de un trabajador de la información… Y se le ha de amar más, mucho más, digamos, que a la mascota… Y con frecuencia, hasta por encima de la familia… Claro, una generación dura diez años… Y adviene un día cuando se pasa de moda porque es el tiempo de otros… Y de un día para otro, ya nadie se acuerda y suele pasarse al olvido… Filosofía de vida alejarse para que otros pudieran tomar el estandarte… (lv)