Un infierno llamado Coatzacoalcos
**Saña, barbarie y alevosía
**Incluso, perversidad humana
ESCALERAS: A estas alturas, ninguna duda. Coatzacoalcos es el peor infierno de Veracruz. Un infierno llamado Coatzacoalcos.
En el sur, la muerte sigue llegando con saña y barbarie. Con alevosía, ventaja y premeditación.
Incluso, con perversidad.
Y ni se diga con su graciosa majestad, la Señora Impunidad.
¿Por qué, entonces, tanta perversidad y degradación humana?
El sábado 5 de julio, triple homicidio. Una mujer (un feminicidio más) y dos hombres.
En el fraccionamiento Santa Marta.
Apuñalados en un departamento.
Una víctima, con exposición de vísceras.
En la mañanita del sábado.
Este año (publica Notiver) un total de 35 (treinta y cinco) personas asesinadas.
Cinco mujeres. (Cinco feminicidios más). Y treinta hombres.
PASAMANOS: Además, indicativo, en la víspera de una girita de la presidenta de la república.
Digamos, dirían los hombres catastrofistas, como una bienvenida. Un saludito. Y al mismo, los carteles y cartelitos y anexos y conexos, mostrando el puño y las bíceps.
Por fortuna, el resto de la nación está igual, igualito. O peor, exclamarían los morenacos optimistas para refocilarse en sí mismo.
Pero mientras, ni modo de “tapar el sol con un dedo” y/o protegerse de un torrencial con un simple y frágil paraguas.
CORREDORES: Se ignoran las razones del mal fario y el peor karma en Coatzacoalcos.
Será porque significa la puerta de entrada del sur sureste a Veracruz, caminito a la Ciudad de México.
Será porque Coatzacoalcos es la primera gran ciudad en el periplo de los migrantes de América Central.
Será porque es uno de los tres puertos del Estado jarocho.
Será porque limita con el Tabasco polvoriento.
Será porque los carteles y cartelitos están bien asentados.
Será porque los carteles han rebasado a las corporaciones policiacas.
Será, digamos, por la tolerancia oficial. Mejor dicho, la incapacidad gubernamental para que los policías municipales y estatales y los soldados y los marinos y la Guardia Nacional combatan y con resultados a la delincuencia organizada.
Etecé. Etecé.
El caso es que Coatzacoalcos es el peor infierno de los doscientos doce municipios de Veracruz.
BALCONES: Antes, los narcos se movían del norte al sur de Veracruz.
Fueron caminando hacia las ciudades del centro de la entidad geográfica y de pronto, ¡zas!, descubrieron la magia sureña.
Incluso, desde allá se movilizan a otras demarcaciones estatales, pero siempre vuelven a su nido. El nido del águila y/o de las águilas.
PASILLOS: Antes, los caciques políticos, jefes máximos en los municipios, también controlaban la droga y negocios colaterales, como por ejemplo, la prostitución.
Ahora, los jefes narcos controlan todo.
La droga. El huachicoleo. El cobro del llamado derecho de piso. Las extorsiones.
Los secuestros. Las desapariciones. Las fosas clandestinas.
Los negocios con algunos Ayuntamientos, incluso, hasta imponiendo al comandante policiaco. Y, por añadidura, manejando hasta la obra pública como fue revelado por Cuitláhuac García Jiménez y Rocío Norma Nahle García. Ambos, morenacos.
Mientras, (ni modo, la vida es así y qué le vamos a hacer), Coatzacoalcos se pudre más y más.
El alcalde Amado de Jesús Cruz Malpica se puso unos zapatos demasiado anchos y largos.
No ha podido. Ni podrá en el semestre por delante.
Llegó al Principio de Peter.
¡Tantas esperanzas despertadas! (lv)