La libertad como ficción
**Libertad de expresión
**Y libertad de prensa
UNO. Vivir irrealidades
Está probado y comprobado: en el país, la libertad de la prensa y la libertad de expresión (de cada ciudadano) son una ficción.
Si, por ejemplo, un medio y/o un trabajador de la información (desde reporteros hasta columnistas) escriben
apegados a los hechos, en automático son satanizados.
Peor tantito, excluidos de los famosos convenios mensuales entre el Estado y los medios para arrojar incienso a los jefes máximos “a tiro por viaje”.
Además de que los medios afines y sumisos condenan a los independientes y los exhiben en el palenque mediático.
La sumisión es el argumento más poderoso para tener la bendición del jefe político en turno.
DOS. Tache en la lista negra…
Y en el caso de los ciudadanos de a pie y motorizados ejerciendo la libertad de expresión por lo regular son tachados en la lista negra.
Y si son rejegos, digamos, contestatarios y revoltosos en las calles y avenidas, caminos y carreteras, con marchas y plantones, entonces, desde el poder bien les dan un susto personal o familiar para apaciguarlos.
Y/o en todo caso, desde el poder les lanzan a los incondicionales para exhibirlos en la cancha pública.
Y restarles autoridad moral, ética y social.
TRES. La vida, un infierno
Si el reportero y el ciudadano son disidentes y se vuelven unos críticos del poder, entonces, “en el pecado llevarán la penitencia”.
Y la vida bien puede volverse un infierno.
Por ejemplo, si un familiar trabaja en una dependencia de gobierno como un modesto y sencillo burócrata simplemente el jefe máximo ordena su despido por un motivo inventado y santo remedio.
Aun cuando, claro, también es candidato a una intimidación, un acoso, un hostigamiento de terceros.
Ahora, por ejemplo, la versión más socorrida de acusar de daño moral tanto a la prensa como a los ciudadanos y allá nos vemos en el tribunal.
Y de ñapa, y para intimidar más, hasta el pago de una retribución por el daño moral.
CUATRO. Multiplicar “el miedo al miedo”
El objetivo superior, intimidar.
Incluso, hasta con años de cárcel si la libertad de expresión y la libertad de prensa se ejercen a plenitud.
En el sexenio del presidente Gustavo Díaz Ordaz ordenaron prender fuego a las instalaciones del semanario ¿Por qué? del reportero Mario Renato Menéndez Rodríguez.
Y Mario Renato, exiliado a Cuba.
Y en el sexenio del presidente Luis Echeverría Álvarez ordenó un Golpe de Estado al periódico Excélsior dirigido por don Julio Scherer García para destituirlo en el cargo periodístico.
Las tribus políticas disponen de muchas armas, recursos y medios para coartar la libertad de prensa y la libertad de expresión.
CINCO. Extender la mano por la bicoca…
La libertad en México está consagrada en la Constitución Política.
Pero a todas leguas es una ficción.
Caray, muchos medios hacen como que ejercen la libertad y al mismo tiempo, extienden la mano para cobrar los mendrugos en que se han vuelto los convenios mensuales, digamos, de publicidad y de incienso. (lv)