Pero siempre y cuando a la convivencia se añada como factor clave el redescubrimiento de virtudes, atributos, cualidades y capacidades.
Y cuando, en simples y sencillas palabras, uno al otro se admiren.
Sin llegar, claro, a la idolatría. Digamos, a construir en el otro una especie de fetiche. De dios terrenal. Incluso, hasta dios celestial por tantas virtudes y cero errores y defectos.
Además, la idolatría suele terminar y pronto en el fin de la relación amical.

DOS. Los días iguales

En una pareja conyugal, por ejemplo, suele atravesarse el aburrimiento.
De acuerdo con el sicólogo y el terapeuta familiar del barrio es mentira que la relación matrimonial termina porque uno sea infiel al otro.
Suele concluir cuando con los días y las noches germinan en las neuronas y los corazones de la pareja el hastío, digamos, y entre otras cositas, porque todos los días es lo mismo.
Y sin agregar un plus.
En la séptima década, por ejemplo, una pareja de ancianos con hijos casados y con nietos, y viviendo solos en la casa familiar, se reinventaron y en las tardes solían bailar en casa durante una hora completita.

TRES. Conservar el ojo del tigre…

Es el mismo caso de los novios. Y de los amantes.
El día cuando uno deja de admirar al otro, el desmoronamiento y la ruptura llegan de improviso y con fatales consecuencias.
En el boxeo le llaman “el ojo del tigre”.
El ojo del tigre que permite mantenerse a la defensiva y contraofensiva en las horas del día y de la noche para advertir, en tiempo y forma, el momento estelar de sembrar el jardín porque el jardín, como enfermedad silenciosa, está a un punto de secarse.

CUATRO. Pequeños grandes detalles

A veces, con llegar a casa con una flor cortada en el jardín de la esquina es suficiente para alborotar el cerebro y el corazón de la pareja.
Ni se diga cuando se llega, por ejemplo, con un pastelito de cinco leches comprada en el camino.
Caray, hasta las plantitas y los árboles florecen cuando se les platica y cuentan cosas y anécdotas.
En Estados Unidos descubrieron que cuando a las gallinitas y a las vaquitas les ponen música aumentan la producción de huevos y leche.
Octavio Paz Lozano, Nobel de Literatura, solía platicar con los árboles.
Antón Chéjov todas las tardes y noches caminaba en el jardín de su casa donde tenía sembradas multitudes de flores y árboles.
Y les contaba historias literarias.

CINCO. Ni hastío ni aburrimiento

Las parejas de esposos, amantes, novios y amigos que suelen llegar a la mayoría de edad y están juntos hasta un segundo antes de morir se debe, entre otras cositas, a que nunca perdieron (ni desatendieron) el ojo del tigre.
Y siempre permanecieron a la expectativa para evitar que en sus vidas florecieran el hastío y el aburrimiento. (lv)