¿Hay cielo, hay infierno?
**¿Hay Dios, hay Luzbel?
**Gran incógnita
UNO. El silencio como respuesta
Buda siempre fue colocado a la altura de Mahoma y Jesucristo. Y aun cuando hay quienes aseguran que Buda nunca existió, la tradición cuenta que un día preguntaron a Buda “si había una vida después” de morir.
Entonces, Buda escuchó la gran pregunta y respondió con el silencio.
Además, considerando que “hay ciertas cosas que no se pueden decir sino con el silencio”. (Octavio Paz Lozano)
Y la pregunta de todos los tiempos quedó en el aire. Digamos, como un enigma. Un acertijo. Más, mucho más que una adivinanza.
DOS. Búsqueda del alma
Y es que, desde siempre, la mitad del mundo y la otra mitad vive (quizá padece) con la incógnita.
¿Hay una vida en la otra vida después de morir?
¿Hay cielo, hay infierno?
¿Hay un Dios, existe Luzbel, el llamado príncipe de las tinieblas, su reino, su mundo, su cielo, su feudo, su imperio?
¿Las almas buenas se van al cielo y las almas malas al infierno y allí se achicharran para siempre?
¿Existe el alma?
Más considerando que el escritor ruso, Antón Chéjov, y quien también era médico, un día en el quirófano operando a un paciente buscó un lugar, un espacio, donde el alma estuviera alojada y nunca lo encontró.
TRES. Luego de morir el recuerdo
Por eso Buda respondió con el silencio, pues el silencio también es un lenguaje.
Incluso, un lenguaje más indicativo y significativo que la palabra.
Por lo pronto, y como siempre ha ocurrido, cada uno, cada persona, cada familia, con sus creencias sobre si existe una vida más allá de la muerte.
Unos creen (como se sabe) que luego de morir nada queda. Más que el recuerdo poderoso en la familia. Quizá de vez en vez por ahí un amigo. Un ex amor.
Otros, como en la iglesia católica, siempre han garantizado en la homilía y en la doctrina la existencia de un Ser Superior. Un dios. Dios con mayúscula.
El paraíso celestial para quienes en la tierra se portan bien, digamos, a tono con los diez mandamientos.
CUATRO. Médiums eficaces
Con todo, nadie ha regresado del más allá luego de la muerte para confirmar la creencia en el cielo y el infierno.
Ni siquiera, vaya, a través de sesiones espiritistas con los médiums, como los casos de Francisco I. Madero y Plutarco Elías Calles, quienes asistían y con frecuencia a las reuniones con los médiums.
Caray, Madero asegurando que en un viaje onírico y esotérico estuvo platicando con Benito Juárez García y lo animó y reanimó para lanzarse de candidato presidencial porque derrotaría al dictador Porfirio Díaz Mori.
Incluso, la revelación de Madero de que Juárez se le ofreció como coordinador de su campaña electoral.
CINCO. Seducir feligreses
Otros, por ejemplo, adoran a la Santísima Muerte. Es más, hasta le publican anuncios comerciales en la prensa dando las gracias por un bien recibido.
El viejito del barrio asegura que la existencia de Dios y Luzbel significan la imaginación creada por la iglesia católica para cautivar a los humanos.
Con todo y que hay extraordinarios seres humanos, siempre buenos y siempre justos, a quienes les va de los mil demonios… sin que Dios los premie con una mejor vida.
Y como si estuvieran pagando el peor de los pecados mortales. (lv)