Deplorable salud infantil
1 (Manos libres para las fritangas)
El estado de la salud infantil en el país es el siguiente:
Cuatro de cada diez niños, con sobrepeso y obesidad.
Seis de cada diez niños, con caries dental.
Cuatro de cada diez niños, con agudeza visual y necesitados de usar lentes graduados.
Uno de cada cuatro de diez niños come frutas y verduras.
Dos de cada tres niños con el consumo excesivo de azúcares.
Y hacia el otro lado de la vida, los adultos están del siguiente modo:
Dos de cada diez adultos con diabetes.
Tres de cada diez adultos con hipertensión arterial.
Ocho de cada diez adultos con obesidad.
El reporte es de las secretarías de Salud y Educación Pública y publicado en el periódico digital, El País.
Demoledor, pues.
Casi casi como los japoneses donde la mayoría de niños, jóvenes y adultos, se ejercitan todos los días y viven obsesionados con la delgadez.
Y ni se digan las mujeres.
Caray, la SS y la SEP aconsejando a todos, sin excepción (niños y adultos) una caminata diaria mínimo de treinta minutos.
En el siglo pasado, las tribus priistas cacareaban que la salud de un pueblo es decisiva para el progreso material y económico y social de todos.
Ahora, la SEP prohibiendo (¡vaya descubrimiento!) la comidita chatarra en las escuelas y afuera de las escuelas con los puestos de fritangas.
Ok.
Pero la educación oficial ha de reiniciar desde el hogar y en donde, en casa, (y en la plaza comercial y en el cine) permiten que los hijos “entren duro y tupido” a la comida llenadora.
Vaya, el estado de Chiapas en el lugar número uno consumiendo refrescos de cola.
Y en el cine, los niños (y también los adultos) y en la oscuridad de la sala cinematográfica “las manos libres” para las fritangas.
Y, claro, claro, claro, en las fiestas infantiles.
Un montón de lobistas de las empresas refresqueras y de fritangas en el Congreso de la Unión para alivianar la ley con las prohibiciones de la comida chatarra.
Únicamente cuando la revolución educativa sobre la salud pública incluya a todos los factores sociales incidentes (las escuelas, los hospitales y clínicas de salud, los profesores, los directores de las escuelas, las sociedades de padres de familia, los padres y hasta los niños, adolescentes y jóvenes) será posible la utopía para decir adiós, adiosito, a la comida chatarra.
Y se trata, además, de un proceso educativo y social a largo, larguísimo plazo.
Años, sexenios, décadas, consumiendo (sobre todo, los niños) la comida chatarra.
2 (Políticos se dan golpes de pecho…)
Cada sexenio, la tribu gobernante suele “rasgarse las venas” con el tema de la obesidad y sobrepeso.
Y cada sexenio termina y llega a otro y en una sucesiva generación, la obesidad y el sobrepeso continúan multiplicándose en tierra fértil.
Hacia el año 1950, en el siglo pasado, los niños de la escuela primaria eran ya, ya, ya, objeto y sujeto de la comida chatarra.
Por ejemplo, y desde casa. Todos los días con un sándwich para el recreo.
Todos los días, una morrallita de los padres a los niños para comprar fritangas en el recreo.
Y “para comprar tu refresquito” decía la madre al niño.
Comidita llenadora, pues, y que todavía hoy.
3 (El mito de Sísifo)
Los secretarios de Salud y Educación Pública bien pudieran declarar el libro “El mito de Sísifo” de Albert Camus, Nobel de Literatura, como el libro, digamos, del sexenio.
Sísifo tiene un sueño: echarse piedra gigantesca al lomo y treparla en la espalda a la cima de la montaña.
Y cada vez cuando está a un paso, la piedra resbala al vacío.
Y otra vez la intentona con la piedra a cuestas y siempre fracasando.
¡Ay, la comida chatarra, tan sabrosa, digerible y barata!
Y ni modo de cambiar una bolsita de papas fritas por unas verduras y/o unas frutas de la temporada!
Lo dijo Yuri: “¡A qué no puedes comer sólo una!”, slogan publicitario de famosa marca de papas fritas.
Tan sabrosas, incluso, en la madrugada alcohólica con los amiguitos en casa.
4 (Padres… excluidos)
Terrible error de las secretarías de Salud y Educación Pública, lanzar feroz campaña contra la comidita chatarra… sin la participación intensa, intensa, intensa, de los padres de familia.
Sobre todo, de las madres.
Y en el tiempo inmaculado y sacrosanto de la liberación femenina.
Sólo con el ejército femenino a un lado de aliado y socio y hasta cómplice, la campañita tendrá resultado.
Y basta y sobra con que desde el gobierno central expidan la orden a las secretarías de Salud y Educación de cada entidad federativa para incorporar en cada municipio y distrito a las madres como si fueran guardias pretorianas, soldaderas de la SS y la SEP.
Pero, bueno, a todos ellos, y como dijera la mística presidenta de la república, les falta humildad.
5 (Todos contra el Rotoplas)
Dejemos que Rasputín resuelva el pendientito de la comidita chatarra.
Y quizá los titulares de Salud y Educación Pública rozarían las estrellas y el cielo con la yema de los dedos y serían declarados Héroes derrotando a los Rotoplas. (lv)